Serrallonga escribió:La tierra para el que la trabaja
Aunque en España había zonas con minifundios y pequeños propietarios, la situación de la gran propiedad era comparable a la de Rusia. La mitad de la provincia de Sevilla (unas 738.000 hectáreas) pertenecía a 900 propietarios, algunos de ellos con extensiones de entre 25.000 y 30.000 Ha. En un estudio en 17 municipios de la misma provincia se contabilizaron 118.000 Ha. sin cultivar. En el término municipal de Jerez, 23 individuos poseían 47.730 Ha. En la provincia de Córdoba, 664 propietarios poseían un promedio de 992 Ha. cada uno y 176 un promedio de 2.246. Parecidas cifras podían decirse de provincias como Ciudad Real, Toledo, Cádiz o Zaragoza. Refiriéndose a la Salamanca de esa época se puede leer en el diario La Publicidad: “La propiedad rústica se encuentra en poder, casi toda ella, de absentistas, que viven en la Corte y pertenecen a las casas más linajudas y viejas de la nobleza española”. Se refería a los duques de Alba, Sotomayor, Medinaceli, marqués de Cerralbo, etc., señores feudales de la época, algunos de los cuales todavía perviven.
En el año 1917 el campo español no estuvo agitado, pero desde 1918 hasta 1921 fueron los años de mayor movilización social (el historiador Juan Díaz del Moral lo llamó el trienio bolchevista) con huelgas generales en el campo, ocupaciones de fincas y ayuntamientos y un enorme crecimiento de la influencia sindical entre los campesinos pobres. En 1919, la Regional andaluza de la CNT contaba con más de 100.000 afiliados. Entre mediados de 1918 y 1919, se afiliaron más de 20.000 trabajadores agrícolas. La exigencia de “la tierra para el que la trabaja” representó el deseo que la revolución rusa puso en práctica: la abolición de la gran propiedad latifundista y el reparto de la tierra. Las movilizaciones lograron aumentos salariales, la eliminación del destajo y el reconocimiento de los sindicatos, pero no lograron confluir con la clase trabajadora de las ciudades, y la represión y el estado de sitio que impuso el gobierno acabaron con ellas. Fue con la Segunda República cuando el movimiento campesino volvió a renacer
Acaso añoras el comunismo?