MONARQUIA
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Re: MONARQUIA
no se como sera el rey como cazador,ahora al tiro al plato doy fe que es un artista,no es broma, hace ó hacia tiros geniales,yo lo he visto con la escopeta apuntando al suelo,pedir plato, dejar que se fuera un poco y con el tiro largo fulminar el plato,
Si crees que los pobres votan a la izquierda...
Y los ricos a la derecha...
¿Quien crees que intentara que haya más pobres?
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Re: MONARQUIA
Si el mataelefantes lo que de verdad pretendía era librar a los ciudadanos de las atrocidades y desperfectos ocasionados por la fauna salvaje podría haber empezado por españa, aquí estamos hartos de que nadie se haga cargo de eliminar los indivudos sobrantes de una resrva de caza, de que salgan a los campos a arrasrlos y de que nadie asuma la responsabilidad, y cuando ya aquí esté todo solucionado entoces que cruce el mediterráneo y siga en áfrica.
Re: MONARQUIA
Nos ha jodido, buena cartera mucho tiempo libre, si no tira bien apaga y vamonos, yo llevo mas de cinco años sin tocar la escopeta y las pasaria p*** para darle.a algun plato, bastante si mato algun zorro de cerca y con los choques mas abiertos que tengo, el año pasado fuimos una tarde los amigos a tirar unos tiros y traje es hombro molido, ya no tengo ni costumbre ni nada.mario48 escribió:no se como sera el rey como cazador,ahora al tiro al plato doy fe que es un artista,no es broma, hace ó hacia tiros geniales,yo lo he visto con la escopeta apuntando al suelo,pedir plato, dejar que se fuera un poco y con el tiro largo fulminar el plato,
Re: MONARQUIA
es que yastás mu mayor tio. La edad no perdona. Son muchos años de vicios y excesos, jejeje
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Re: MONARQUIA
Yo mayor, me parece que tu seras bastante mas viejo.
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Re: MONARQUIA
Va con un Hammer y una ametralladora automatica Browning de doble cañon con control por joystick y ordenador desde la cabina, y a veces falla.pedroo escribió:Nos ha jodido, buena cartera mucho tiempo libre, si no tira bien apaga y vamonos, yo llevo mas de cinco años sin tocar la escopeta y las pasaria p*** para darle.a algun plato, bastante si mato algun zorro de cerca y con los choques mas abiertos que tengo, el año pasado fuimos una tarde los amigos a tirar unos tiros y traje es hombro molido, ya no tengo ni costumbre ni nada.mario48 escribió:no se como sera el rey como cazador,ahora al tiro al plato doy fe que es un artista,no es broma, hace ó hacia tiros geniales,yo lo he visto con la escopeta apuntando al suelo,pedir plato, dejar que se fuera un poco y con el tiro largo fulminar el plato,
Si tanto le gusta la caza, que vaya a la reina de la caza, la becada en el norte, que se venga a estos barrancos del norte de Navarra y Pais Vasco, con un barro revienta piernas del copon y un monte denso y oscuro que no se ve un pimiento. Y sin hir tan lejos.
Re: MONARQUIA
Ahi ahi, uno de mi cuadrilla se tira horas muertas por el monte con los perros, lleva hasta camara en la gorra para grabar los perros y como le tira, este lo vive y se lo curra, que te lleven hasta la pieza de caza, quieta y apuntar y ya esta no es caza, yo pa eso me compro una burra vieja y la muelo a tiros total es lo mismo.
Re: MONARQUIA
Yo tampoco se como es el rey como cazador, lo que si se es lo que he visto: ir por el monte (sentadito en un todoterreno) hasta llegar a donde estaba el corzo, se baja el tio, le dan la escopeta-rifle o lo que sea (que de esto no entiendo) se tiró un buen rato para apuntarle (estaba a 10 metros del corzo), disparar y el corzo cayó desplomado.mario48 escribió:no se como sera el rey como cazador,ahora al tiro al plato doy fe que es un artista,no es broma, hace ó hacia tiros geniales,yo lo he visto con la escopeta apuntando al suelo,pedir plato, dejar que se fuera un poco y con el tiro largo fulminar el plato,
El corzo estaba atado en una encina.
Esto mismo lo vi con otro personaje (fraga), y segun tengo entendido por ese lado pasaron unos cuantos con las mismas formas.
Re: MONARQUIA
En el.movil tengo unos videos de una granja de jabalis, aparte unondel puenlo es amigo de unosnque tienen una granja de ciervos jabalis y demas especies cinegeticas, contaba que los van colocando en jaulas por el monte y cuando llega el perrero los va soltando poniendoselos a huevo a los tiradores, si esto es cazar que baje dios y lo vea, comentaban que hay gente que mata directamemte los cievos en el corral para llevarse el trofeo.
Re: MONARQUIA
los elefantes,como dice andant y es cierto,pueden ser muy dañinos,pero en el caso que nos ocupa,con el dinero que costo matar a ese,desde que colgo el telf y dijo,,si que voy, hasta que apreto el gatillo,con ese dinero,podian haberle dado de comer a toda la manada hasta morirse de viejos.
la cuestion es:puede o debe ir a este tipo de cacerias el que es presidente de honor en una asociacion a nivel mundial de defensa de los animales.
porque si es para la defensa de los animales y el se dedica a matarlos,o no tiene sentido o es falta de etica o moral.
por cierto.en muchos paises,con este tipo de problemas,con elefantes,tigres,leones,etc animales protegidos,se crea cierto tipo de turismo economico con el que protegerlos y alimentarlos,como alternativa a su caza o a la destruccion que provocan,teniendo comida no hay daños.
la cuestion es:puede o debe ir a este tipo de cacerias el que es presidente de honor en una asociacion a nivel mundial de defensa de los animales.
porque si es para la defensa de los animales y el se dedica a matarlos,o no tiene sentido o es falta de etica o moral.
por cierto.en muchos paises,con este tipo de problemas,con elefantes,tigres,leones,etc animales protegidos,se crea cierto tipo de turismo economico con el que protegerlos y alimentarlos,como alternativa a su caza o a la destruccion que provocan,teniendo comida no hay daños.
Re: MONARQUIA
el ptr brt este, no se ha leido nada de lo pegado. El rey no soltó un duro, le invitaron.
Los de la asociación esa le pusieron ellos al rey de presidente honorífico para quedar ellos más importantes, y cuando le pusieron, sabían que era cazador porque lo ha sido siempre. El quitarle ahora por lo dle elefante, demuestran que son medio atrasadillos y se dejan manejar por la demagogia o son ellos mismos demagogos.
Ellos mismos reconocen que le pusieron de presi al constituirse en España para asin conseguir mas pasta ayudas, etc y porque la caza era bien vista... ahora al parecer ser cazador es ser asesino de niños, mujeres y viejos, como willian Munny
http://elprogreso.galiciae.com/nova/185297.html
El secretario general en España de WWF, Juan Carlos del Olmo, ha señalado que el rey fue nombrado entonces a propuesta de un grupo de personas interesadas en la naturaleza y en la caza, ya que en aquella época era frecuente ver "la naturaleza a través de la caza", pero ahora "la organización ha evolucionado", ha precisado.
Los de la asociación esa le pusieron ellos al rey de presidente honorífico para quedar ellos más importantes, y cuando le pusieron, sabían que era cazador porque lo ha sido siempre. El quitarle ahora por lo dle elefante, demuestran que son medio atrasadillos y se dejan manejar por la demagogia o son ellos mismos demagogos.
Ellos mismos reconocen que le pusieron de presi al constituirse en España para asin conseguir mas pasta ayudas, etc y porque la caza era bien vista... ahora al parecer ser cazador es ser asesino de niños, mujeres y viejos, como willian Munny
http://elprogreso.galiciae.com/nova/185297.html
El secretario general en España de WWF, Juan Carlos del Olmo, ha señalado que el rey fue nombrado entonces a propuesta de un grupo de personas interesadas en la naturaleza y en la caza, ya que en aquella época era frecuente ver "la naturaleza a través de la caza", pero ahora "la organización ha evolucionado", ha precisado.
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Re: MONARQUIA
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Re: MONARQUIA
jejejejjeeje hay que matarlos a todos si ,,jejejjeje los elefantes son una arma de destruccion masiva , miles de millones de euros en perdidas jajajaaaj
por cierto la comision de la rubia es del 3% , de tonta no tiene un pelo ...
por cierto la comision de la rubia es del 3% , de tonta no tiene un pelo ...
Re: MONARQUIA
Lo que no hara la rubia por ese 3%
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Re: MONARQUIA
limnpiarle el sable al reypedroo escribió:Lo que no hara la rubia por ese 3%


Re: MONARQUIA
Jajaja, la verda es que tiene cara de guarrilla.
Re: MONARQUIA
a ver,en prinipio,como presidente honorifico y por etica personal,se tendria que haber negado a la caceria del elefante en concreto.he incluso podria haber presentado alguna alternativa a su caza.
lo de la asociacion,pues supongo que sera como todo,ganas de recaudar dinero,uno para buen uso y otro para ,,usos propios.
entrados en eso,pues como todo,en todos sitios se roba,se malgasta y se pierde el dinero.
pero de hay a decir que esta bien matarlos,que es nesario,va un rato.
pocas personas podras encontrar que no den una alternativa a la opcion de matarlos.
no nos quieras pintar como que lo unico que se puede hacer es esto.
con el enlace de los elefantes borrachos,no se a quien quieres hechar la culpa.
en humanos tenemos a miles que causan muertes y no los matan.
vease,,farruquito,o ortega cano y un sin fin mas.
lo de la asociacion,pues supongo que sera como todo,ganas de recaudar dinero,uno para buen uso y otro para ,,usos propios.
entrados en eso,pues como todo,en todos sitios se roba,se malgasta y se pierde el dinero.
pero de hay a decir que esta bien matarlos,que es nesario,va un rato.
pocas personas podras encontrar que no den una alternativa a la opcion de matarlos.
no nos quieras pintar como que lo unico que se puede hacer es esto.
con el enlace de los elefantes borrachos,no se a quien quieres hechar la culpa.
en humanos tenemos a miles que causan muertes y no los matan.
vease,,farruquito,o ortega cano y un sin fin mas.
Re: MONARQUIA
ahh,eso si,si el enlace es a forma de broma podria entenderlo.
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Re: MONARQUIA
Articulo de Jesús Cacho en el periodico Voz populi, bastante esclarecedor:
"El próximo martes, 19 de marzo, el director del Centro Nacional de Inteligencia, general Félix Sanz, antiguo jefe del Estado Mayor de la Defensa (JEMAD), comparecerá ante la Comisión de Secretos Oficiales del Congreso para dar cuenta del intenso, demoledor para la institución monárquica, affaire Corinna zu Sayn-Wittgenstein, la “princesa” alemana que irrumpió con la fuerza de un torrente en el corazón cansado de un Rey ya muy baqueteado a la altura de 2004 por historias de cama, desde su ya lejano primer largo apareamiento conocido con la mallorquina Marta Gayá. A diferencia de tantas otras mujeres como han pasado por su vida, de las que hay memoria por retazos perdidos entre escoltas, personal de la Casa, amigos de francachela y encubridores varios, la historia de Corinna, de soltera Larsen, ha adquirido una dimensión nueva y muy peligrosa para el futuro de la Corona, una dimensión política erigida sobre las columnas del discurso que la propia “princesa” levantó en su entrevista en el semanario ¡HOLA!: “El trabajo que he realizado para el Gobierno español, cuando se me ha pedido, ha sido siempre delicado y confidencial. Son asuntos clasificados, situaciones puntuales que yo he ayudado a solucionar por el bien del país”.
Las preguntas que, a borbotones, surgen después de escuchar una declaración de parte semejante ya fueron formuladas aquí el 3 de marzo. Interrogantes, en todo caso, inquietantes para la seguridad del Estado y alucinados para ese español medio que, de pronto, descubre la existencia de una moderna Mata Hari habilitada, comisión mediante, para hacer “trabajos” que, al parecer, no es capaz de llevar a cabo ni el Gobierno, ni sus embajadas en el exterior, ni sus servicios secretos. Abochornados por el lance, han sido varias las fuerzas que han pedido la presencia del general Sanz en las Cortes. Estamos ante un militar de alta graduación a quien el Gobierno Rajoy ha mantenido en el cargo por exigencia expresa del Monarca: con el escándalo Urdangarin y el escándalo Corinna, sexo y dinero, as usual, gravitando sobre su cabeza, el Rey necesitaba mantener al militar al frente de los servicios de inteligencia para poder seguir durmiendo tranquilo, como esta semana contó en estas páginas Federico Castaño.
Las preguntas que, a borbotones, surgen, son inquietantes para la seguridad del Estado
Ni PP ni PSOE pondrán en apuros al responsable del CNI. El acuerdo entre ambos partidos al respecto ha llegado al punto de expulsar de la comparecencia al Grupo Mixto, en el que se cobija un testigo particularmente incómodo: la Esquerra Republicana de Cataluña. Lo de Félix Sanz será, pues, un paseo militar, nunca mejor dicho, un garbeo distendido que superará con dos largas cambiadas a base de negar la evidencia. La evidencia, sin embargo, es abrumadora para el futuro de España. Los problemas personales del Rey –el pésimo ejemplo que desde el punto de vista de la moralidad pública ha expandido de arriba abajo por el cuerpo social español-, los escándalos del Rey, se han convertido en uno de los grandes problemas de España, si no el mayor, hasta el punto de resultar necesario retorcer el normal funcionamiento de las instituciones para disimular, modular, ocultar los chispazos que diariamente llegan hasta la ciudadanía desde las alturas de esa conducta impropia. La vivencia diaria de unos servicios de inteligencia obligados a ocupar buena parte de su tiempo y recursos en tapar los deslices del titular de la Corona (tal que la presencia de Corinna en el recinto de el Pardo, en la puerta trasera del palacio de la Zarzuela, durante los últimos 6 años) no hace sino confirmar esa idea de que el Monarca se ha convertido en parte del problema de España, causa –si bien no única- del desprestigio de sus instituciones y obstáculo que se yergue frente a ese proceso de regeneración democrática que demanda como inaplazable una mayoría de españoles demócratas.
El sainete de la ex mujer de Kashogui
Para tapar evidencias ha sido necesario montar un sainete periodístico según el cual la cobradora de la comisión devengada por la firma, por parte de un consorcio de empresas españolas, del contrato para la construcción del AVE entre las ciudades de Medina y La Meca no ha sido la mencionada Corinna, sino una bella empresaria iraní que pasaba por allí, una tal Shahpari Zanganeh, mujer casada en su día con el magnate Adnan Kashogui, experto en el tráfico de armas fabricadas en España desde su empresa Alkantara, en la que tuvo por socio al mismísimo INI. ¿Misterio aclarado y a otra cosa, mariposa? Pues no, señor, porque desde hace tiempo se sabe que la Zanganeh, una mujer a la que Juan Miguel Villar-Mir –mecenas del Rey desde hace años, papel en el que ha sustituido a Manuel Prado y Colón de Carvajal y, más recientemente, a Alberto Alcocer- emplea para engrasar sus negocios de la península arábiga, es socia desde siempre de nuestra afamada Corinna, de modo que aquellos 135 millones de comisión muy bien podrían haberse repartido en tres partes y no precisamente iguales, al decir de las fuentes.
Va a ser difícil taparlo todo, enmascararlo todo, confundir a todos. Hay cosas especialmente graves, tal que las gestiones que sirvieron para desactivar un asunto tan espinoso como la violación de una modelo española ocurrida en Ibiza en la madrugada del 12 de agosto de 2008, en un camarote del yate de lujo Turama, alquilado por la familia real saudí y fondeado frente a las costas de la isla. Según la denuncia presentada en una comisaría ibicenca, el supuesto violador era el príncipe Al-Waleed bin Talal bin Abdul Aziz Al-Saud, un personaje habitual en la lista Forbes, quien habría amenazado con adjudicar el contrato del AVE antes citado a un consorcio francés en caso de resultar imputado. Don Juan Carlos felicitó al príncipe saudí una vez que la Audiencia Provincial de Baleares anunció el archivo de la causa. ¿Eran estos los asuntos “delicados y confidenciales” a los que aludía Corinna?
Va a ser difícil taparlo todo, enmascararlo todo, confundir a todos. Hay cosas especialmente graves
El viernes conocimos el contenido de una nueva remesa de correos que el exsocio de Iñaki Urdangarin ha entregado al juzgado que investiga el caso Nóos. Las bombas que periódicamente van saliendo del arsenal de Diego Torres no solo hacen cada día más complicada la situación judicial del yerno del Rey y de su hija -¿cómo es posible que la señora de Torres esté imputada y no la de Urdangarin?-, sino la propia posición del Rey, cada vez más indefendible desde esa neutralidad impostada que pretende el establishment judicial, político y mediático. En esos correos, Iñaki le pide al Rey que haga “un par de gestiones” para atraer patrocinadores de marcas de lujo al Valencia Summit, uno de los eventos con los que el duque se lucró a costa del erario público. Esos patrocinadores “podrían venir si el Señor les anima a aceptar la invitación”, escribe el talonmanista en su correo a la Casa del Rey. ¿Por qué Iñaki se comporta de esa guisa? Porque es lo que ha visto hacer en casa de su suegro desde que puso pie en Palacio, razón por la cual “pasar el cepillo” le parece la cosa más natural del mundo. Una cuestión de costumbre.
Las aventuras de Corinna como gestora de fondos
Esta semana hemos tenido, por fin, cumplida información en este diario del Fondo de Infraestructuras Hispano-Saudí en el que 14 empresas españolas se embarcaron en 2007 con la idea de forrarse con los contratos que iban a llover en Arabia Saudí gracias a la fraternal amistad que une al Rey, patrocinador del Fondo, con la monarquía saudí, proyecto en el que la “entrañable amistad” se empleó a conciencia buscando dinero entre empresarios y family offices de la capital. La aventura acabó como el rosario de la aurora. Los empresarios que intentaron recuperar lo invertido recibieron del entonces secretario de Estado de Comercio, Pedro Mejía, la protesta de que poco podía hacerse porque “se trataba de un asunto muy delicado a nivel nacional”. El Fondo se liquidó el 12 de abril de 2010, después de que los paganos aceptaran un acuerdo por el que perdían la pasta entregada y se comprometían a pagar el 0,85% de las aportaciones totales comprometidas, a cambio de liquidar sus compromisos. Como fiduciario de la liquidación, un tal Energy & Infrastructure GP Limited, nacido en paraíso fiscal de “padres” desconocidos, tras el cual, no obstante, los afectados adivinan la mano de una “princesa”. La palmada fue de 21 millones de dólares.
Como en toda tragedia con ribetes de farsa que se precie, también aquí hay espacio para el humor, negro en este caso. Esta semana supimos, en fin, que Alberto Alcocer ha puesto a la venta su lujoso helicóptero. El anuncio correspondiente anima a los potenciales compradores advirtiendo, sin cortarse un pelo, que el aparato “fue inaugurado por un Rey” (sic). La realidad es que no fue solo inaugurado, sino que sirvió para depositar más de una vez en Zarzuela a Arturo Fasana, un gestor de fondos suizo que en Credit Suisse Ginebra maneja la llamada “cuenta de los españoles”, por la que han desfilado unos 15.000 millones de euros de 54 clientes, todos de alto copete, entre ellos, naturalmente, Francisco Correa, epicentro de la trama Gürtel. Les ahorro la moralina, pero es evidente que una situación como la descrita no se sostiene. No hay país que pueda abordar su futuro lastrado con carga pesada. Va siendo hora de que los españoles demos cuerda nueva al reloj de la Historia.
http://vozpopuli.com/blogs/2338-jesus-c ... -sepultura
"El próximo martes, 19 de marzo, el director del Centro Nacional de Inteligencia, general Félix Sanz, antiguo jefe del Estado Mayor de la Defensa (JEMAD), comparecerá ante la Comisión de Secretos Oficiales del Congreso para dar cuenta del intenso, demoledor para la institución monárquica, affaire Corinna zu Sayn-Wittgenstein, la “princesa” alemana que irrumpió con la fuerza de un torrente en el corazón cansado de un Rey ya muy baqueteado a la altura de 2004 por historias de cama, desde su ya lejano primer largo apareamiento conocido con la mallorquina Marta Gayá. A diferencia de tantas otras mujeres como han pasado por su vida, de las que hay memoria por retazos perdidos entre escoltas, personal de la Casa, amigos de francachela y encubridores varios, la historia de Corinna, de soltera Larsen, ha adquirido una dimensión nueva y muy peligrosa para el futuro de la Corona, una dimensión política erigida sobre las columnas del discurso que la propia “princesa” levantó en su entrevista en el semanario ¡HOLA!: “El trabajo que he realizado para el Gobierno español, cuando se me ha pedido, ha sido siempre delicado y confidencial. Son asuntos clasificados, situaciones puntuales que yo he ayudado a solucionar por el bien del país”.
Las preguntas que, a borbotones, surgen después de escuchar una declaración de parte semejante ya fueron formuladas aquí el 3 de marzo. Interrogantes, en todo caso, inquietantes para la seguridad del Estado y alucinados para ese español medio que, de pronto, descubre la existencia de una moderna Mata Hari habilitada, comisión mediante, para hacer “trabajos” que, al parecer, no es capaz de llevar a cabo ni el Gobierno, ni sus embajadas en el exterior, ni sus servicios secretos. Abochornados por el lance, han sido varias las fuerzas que han pedido la presencia del general Sanz en las Cortes. Estamos ante un militar de alta graduación a quien el Gobierno Rajoy ha mantenido en el cargo por exigencia expresa del Monarca: con el escándalo Urdangarin y el escándalo Corinna, sexo y dinero, as usual, gravitando sobre su cabeza, el Rey necesitaba mantener al militar al frente de los servicios de inteligencia para poder seguir durmiendo tranquilo, como esta semana contó en estas páginas Federico Castaño.
Las preguntas que, a borbotones, surgen, son inquietantes para la seguridad del Estado
Ni PP ni PSOE pondrán en apuros al responsable del CNI. El acuerdo entre ambos partidos al respecto ha llegado al punto de expulsar de la comparecencia al Grupo Mixto, en el que se cobija un testigo particularmente incómodo: la Esquerra Republicana de Cataluña. Lo de Félix Sanz será, pues, un paseo militar, nunca mejor dicho, un garbeo distendido que superará con dos largas cambiadas a base de negar la evidencia. La evidencia, sin embargo, es abrumadora para el futuro de España. Los problemas personales del Rey –el pésimo ejemplo que desde el punto de vista de la moralidad pública ha expandido de arriba abajo por el cuerpo social español-, los escándalos del Rey, se han convertido en uno de los grandes problemas de España, si no el mayor, hasta el punto de resultar necesario retorcer el normal funcionamiento de las instituciones para disimular, modular, ocultar los chispazos que diariamente llegan hasta la ciudadanía desde las alturas de esa conducta impropia. La vivencia diaria de unos servicios de inteligencia obligados a ocupar buena parte de su tiempo y recursos en tapar los deslices del titular de la Corona (tal que la presencia de Corinna en el recinto de el Pardo, en la puerta trasera del palacio de la Zarzuela, durante los últimos 6 años) no hace sino confirmar esa idea de que el Monarca se ha convertido en parte del problema de España, causa –si bien no única- del desprestigio de sus instituciones y obstáculo que se yergue frente a ese proceso de regeneración democrática que demanda como inaplazable una mayoría de españoles demócratas.
El sainete de la ex mujer de Kashogui
Para tapar evidencias ha sido necesario montar un sainete periodístico según el cual la cobradora de la comisión devengada por la firma, por parte de un consorcio de empresas españolas, del contrato para la construcción del AVE entre las ciudades de Medina y La Meca no ha sido la mencionada Corinna, sino una bella empresaria iraní que pasaba por allí, una tal Shahpari Zanganeh, mujer casada en su día con el magnate Adnan Kashogui, experto en el tráfico de armas fabricadas en España desde su empresa Alkantara, en la que tuvo por socio al mismísimo INI. ¿Misterio aclarado y a otra cosa, mariposa? Pues no, señor, porque desde hace tiempo se sabe que la Zanganeh, una mujer a la que Juan Miguel Villar-Mir –mecenas del Rey desde hace años, papel en el que ha sustituido a Manuel Prado y Colón de Carvajal y, más recientemente, a Alberto Alcocer- emplea para engrasar sus negocios de la península arábiga, es socia desde siempre de nuestra afamada Corinna, de modo que aquellos 135 millones de comisión muy bien podrían haberse repartido en tres partes y no precisamente iguales, al decir de las fuentes.
Va a ser difícil taparlo todo, enmascararlo todo, confundir a todos. Hay cosas especialmente graves, tal que las gestiones que sirvieron para desactivar un asunto tan espinoso como la violación de una modelo española ocurrida en Ibiza en la madrugada del 12 de agosto de 2008, en un camarote del yate de lujo Turama, alquilado por la familia real saudí y fondeado frente a las costas de la isla. Según la denuncia presentada en una comisaría ibicenca, el supuesto violador era el príncipe Al-Waleed bin Talal bin Abdul Aziz Al-Saud, un personaje habitual en la lista Forbes, quien habría amenazado con adjudicar el contrato del AVE antes citado a un consorcio francés en caso de resultar imputado. Don Juan Carlos felicitó al príncipe saudí una vez que la Audiencia Provincial de Baleares anunció el archivo de la causa. ¿Eran estos los asuntos “delicados y confidenciales” a los que aludía Corinna?
Va a ser difícil taparlo todo, enmascararlo todo, confundir a todos. Hay cosas especialmente graves
El viernes conocimos el contenido de una nueva remesa de correos que el exsocio de Iñaki Urdangarin ha entregado al juzgado que investiga el caso Nóos. Las bombas que periódicamente van saliendo del arsenal de Diego Torres no solo hacen cada día más complicada la situación judicial del yerno del Rey y de su hija -¿cómo es posible que la señora de Torres esté imputada y no la de Urdangarin?-, sino la propia posición del Rey, cada vez más indefendible desde esa neutralidad impostada que pretende el establishment judicial, político y mediático. En esos correos, Iñaki le pide al Rey que haga “un par de gestiones” para atraer patrocinadores de marcas de lujo al Valencia Summit, uno de los eventos con los que el duque se lucró a costa del erario público. Esos patrocinadores “podrían venir si el Señor les anima a aceptar la invitación”, escribe el talonmanista en su correo a la Casa del Rey. ¿Por qué Iñaki se comporta de esa guisa? Porque es lo que ha visto hacer en casa de su suegro desde que puso pie en Palacio, razón por la cual “pasar el cepillo” le parece la cosa más natural del mundo. Una cuestión de costumbre.
Las aventuras de Corinna como gestora de fondos
Esta semana hemos tenido, por fin, cumplida información en este diario del Fondo de Infraestructuras Hispano-Saudí en el que 14 empresas españolas se embarcaron en 2007 con la idea de forrarse con los contratos que iban a llover en Arabia Saudí gracias a la fraternal amistad que une al Rey, patrocinador del Fondo, con la monarquía saudí, proyecto en el que la “entrañable amistad” se empleó a conciencia buscando dinero entre empresarios y family offices de la capital. La aventura acabó como el rosario de la aurora. Los empresarios que intentaron recuperar lo invertido recibieron del entonces secretario de Estado de Comercio, Pedro Mejía, la protesta de que poco podía hacerse porque “se trataba de un asunto muy delicado a nivel nacional”. El Fondo se liquidó el 12 de abril de 2010, después de que los paganos aceptaran un acuerdo por el que perdían la pasta entregada y se comprometían a pagar el 0,85% de las aportaciones totales comprometidas, a cambio de liquidar sus compromisos. Como fiduciario de la liquidación, un tal Energy & Infrastructure GP Limited, nacido en paraíso fiscal de “padres” desconocidos, tras el cual, no obstante, los afectados adivinan la mano de una “princesa”. La palmada fue de 21 millones de dólares.
Como en toda tragedia con ribetes de farsa que se precie, también aquí hay espacio para el humor, negro en este caso. Esta semana supimos, en fin, que Alberto Alcocer ha puesto a la venta su lujoso helicóptero. El anuncio correspondiente anima a los potenciales compradores advirtiendo, sin cortarse un pelo, que el aparato “fue inaugurado por un Rey” (sic). La realidad es que no fue solo inaugurado, sino que sirvió para depositar más de una vez en Zarzuela a Arturo Fasana, un gestor de fondos suizo que en Credit Suisse Ginebra maneja la llamada “cuenta de los españoles”, por la que han desfilado unos 15.000 millones de euros de 54 clientes, todos de alto copete, entre ellos, naturalmente, Francisco Correa, epicentro de la trama Gürtel. Les ahorro la moralina, pero es evidente que una situación como la descrita no se sostiene. No hay país que pueda abordar su futuro lastrado con carga pesada. Va siendo hora de que los españoles demos cuerda nueva al reloj de la Historia.
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Última edición por Firy el 19 Mar 2013, 17:10, editado 2 veces en total.
Marx ha muerto..
Dios ha muerto..
Y yo me estoy poniendo muy malito..
Dios ha muerto..
Y yo me estoy poniendo muy malito..
Re: MONARQUIA
Bueno, en relación a la intermediación de Corina, cómo dijo el quijote: Grande era el gusto que recebían el duque y la duquesa de la conversación de don Quijote y de la de Sancho Panza; y, confirmándose en la intención que tenían de hacerles algunas burlas que llevasen vislumbres y apariencias de aventuras, tomaron motivo de la que don Quijote ya les había contado de la cueva de Montesinos, para hacerle una que fuese famosa (pero de lo que más la duquesa se admiraba era que la simplicidad de Sancho fuese tanta que hubiese venido a creer ser verdad infalible que Dulcinea del Toboso estuviese encantada, habiendo sido él mesmo el encantador y el embustero de aquel negocio); y así, habiendo dado orden a sus criados de todo lo que habían de hacer, de allí a seis días le llevaron a caza de montería, con tanto aparato de monteros y cazadores como pudiera llevar un rey coronado.
Diéronle a don Quijote un vestido de monte y a Sancho otro verde, de finísimo paño; pero don Quijote no se le quiso poner, diciendo que otro día había de volver al duro ejercicio de las armas y que no podía llevar consigo guardarropas ni reposterías. Sancho sí tomó el que le dieron, con intención de venderle en la primera ocasión que pudiese.
Llegado, pues, el esperado día, armóse don Quijote, vistióse Sancho, y, encima de su rucio, que no le quiso dejar aunque le daban un caballo, se metió entre la tropa de los monteros. La duquesa salió bizarramente aderezada, y don Quijote, de puro cortés y comedido, tomó la rienda de su palafrén, aunque el duque no quería consentirlo, y, finalmente, llegaron a un bosque que entre dos altísimas montañas estaba, donde, tomados los puestos, paranzas y veredas, y repartida la gente por diferentes puestos, se comenzó la caza con grande estruendo, grita y vocería, de manera que unos a otros no podían oírse, así por el ladrido de los perros como por el son de las bocinas.
Apeóse la duquesa, y, con un agudo venablo en las manos, se puso en un puesto por donde ella sabía que solían venir algunos jabalíes. Apeóse asimismo el duque y don Quijote, y pusiéronse a sus lados; Sancho se puso detrás de todos, sin apearse del rucio, a quien no osara desamparar, porque no le sucediese algún desmán. Y, apenas habían sentado el pie y puesto en ala con otros muchos criados suyos, cuando, acosado de los perros y seguido de los cazadores, vieron que hacia ellos venía un desmesurado jabalí, crujiendo dientes y colmillos y arrojando espuma por la boca; y en viéndole, embrazando su escudo y puesta mano a su espada, se adelantó a recebirle don Quijote. Lo mesmo hizo el duque con su venablo; pero a todos se adelantara la duquesa, si el duque no se lo estorbara. Sólo Sancho, en viendo al valiente animal, desamparó al rucio y dio a correr cuanto pudo, y, procurando subirse sobre una alta encina, no fue posible; antes, estando ya a la mitad dél, asido de una rama, pugnando subir a la cima, fue tan corto de ventura y tan desgraciado, que se desgajó la rama, y, al venir al suelo, se quedó en el aire, asido de un gancho de la encina, sin poder llegar al suelo. Y, viéndose así, y que el sayo verde se le rasgaba, y pareciéndole que si aquel fiero animal allí allegaba le podía alcanzar, comenzó a dar tantos gritos y a pedir socorro con tanto ahínco, que todos los que le oían y no le veían creyeron que estaba entre los dientes de alguna fiera.
Finalmente, el colmilludo jabalí quedó atravesado de las cuchillas de muchos venablos que se le pusieron delante; y, volviendo la cabeza don Quijote a los gritos de Sancho, que ya por ellos le había conocido, viole pendiente de la encina y la cabeza abajo, y al rucio junto a él, que no le desamparó en su calamidad; y dice Cide Hamete que pocas veces vio a Sancho Panza sin ver al rucio, ni al rucio sin ver a Sancho: tal era la amistad y buena fe que entre los dos se guardaban.
Llegó don Quijote y descolgó a Sancho; el cual, viéndose libre y en el suelo, miró lo desgarrado del sayo de monte, y pesóle en el alma; que pensó que tenía en el vestido un mayorazgo. En esto, atravesaron al jabalí poderoso sobre una acémila, y, cubriéndole con matas de romero y con ramas de mirto, le llevaron, como en señal de vitoriosos despojos, a unas grandes tiendas de campaña que en la mitad del bosque estaban puestas, donde hallaron las mesas en orden y la comida aderezada, tan sumptuosa y grande, que se echaba bien de ver en ella la grandeza y magnificencia de quien la daba. Sancho, mostrando las llagas a la duquesa de su roto vestido, dijo:
-Si esta caza fuera de liebres o de pajarillos, seguro estuviera mi sayo de verse en este estremo. Yo no sé qué gusto se recibe de esperar a un animal que, si os alcanza con un colmillo, os puede quitar la vida; yo me acuerdo haber oído cantar un romance antiguo que dice:
De los osos seas comido,
como Favila el nombrado.
-Ése fue un rey godo -dijo don Quijote-, que, yendo a caza de montería, le comió un oso.
-Eso es lo que yo digo -respondió Sancho-: que no querría yo que los príncipes y los reyes se pusiesen en semejantes peligros, a trueco de un gusto que parece que no le había de ser, pues consiste en matar a un animal que no ha cometido delito alguno.
-Antes os engañáis, Sancho -respondió el duque-, porque el ejercicio de la caza de monte es el más conveniente y necesario para los reyes y príncipes que otro alguno. La caza es una imagen de la guerra: hay en ella estratagemas, astucias, insidias para vencer a su salvo al enemigo; padécense en ella fríos grandísimos y calores intolerables; menoscábase el ocio y el sueño, corrobóranse las fuerzas, agilítanse los miembros del que la usa, y, en resolución, es ejercicio que se puede hacer sin perjuicio de nadie y con gusto de muchos; y lo mejor que él tiene es que no es para todos, como lo es el de los otros géneros de caza, excepto el de la volatería, que también es sólo para reyes y grandes señores. Así que, ¡oh Sancho!, mudad de opinión, y, cuando seáis gobernador, ocupaos en la caza y veréis como os vale un pan por ciento.
-Eso no -respondió Sancho-: el buen gobernador, la pierna quebrada y en casa. ¡Bueno sería que viniesen los negociantes a buscarle fatigados y él estuviese en el monte holgándose! ¡Así enhoramala andaría el gobierno! Mía fe, señor, la caza y los pasatiempos más han de ser para los holgazanes que para los gobernadores. En lo que yo pienso entretenerme es en jugar al triunfo envidado las pascuas, y a los bolos los domingos y fiestas; que esas cazas ni cazos no dicen con mi condición ni hacen con mi conciencia.
-Plega a Dios, Sancho, que así sea, porque del dicho al hecho hay gran trecho.
-Haya lo que hubiere -replicó Sancho-, que al buen pagador no le duelen prendas, y más vale al que Dios ayuda que al que mucho madruga, y tripas llevan pies, que no pies a tripas; quiero decir que si Dios me ayuda, y yo hago lo que debo con buena intención, sin duda que gobernaré mejor que un gerifalte. ¡No, sino pónganme el dedo en la boca y verán si aprieto o no!
-¡Maldito seas de Dios y de todos sus santos, Sancho maldito -dijo don Quijote-, y cuándo será el día, como otras muchas veces he dicho, donde yo te vea hablar sin refranes una razón corriente y concertada! Vuestras grandezas dejen a este tonto, señores míos, que les molerá las almas, no sólo puestas entre dos, sino entre dos mil refranes, traídos tan a sazón y tan a tiempo cuanto le dé Dios a él la salud, o a mí si los querría escuchar.
-Los refranes de Sancho Panza -dijo la duquesa-, puesto que son más que los del Comendador Griego, no por eso son en menos de estimar, por la brevedad de las sentencias. De mí sé decir que me dan más gusto que otros, aunque sean mejor traídos y con más sazón acomodados.
Con estos y otros entretenidos razonamientos, salieron de la tienda al bosque, y en requerir algunas paranzas, y presto, se les pasó el día y se les vino la noche, y no tan clara ni tan sesga como la sazón del tiempo pedía, que era en la mitad del verano; pero un cierto claroescuro que trujo consigo ayudó mucho a la intención de los duques; y, así como comenzó a anochecer, un poco más adelante del crepúsculo, a deshora pareció que todo el bosque por todas cuatro partes se ardía, y luego se oyeron por aquí y por allí, y por acá y por acullá, infinitas cornetas y otros instrumentos de guerra, como de muchas tropas de caballería que por el bosque pasaba. La luz del fuego, el son de los bélicos instrumentos, casi cegaron y atronaron los ojos y los oídos de los circunstantes, y aun de todos los que en el bosque estaban. Luego se oyeron infinitos lelilíes, al uso de moros cuando entran en las batallas, sonaron trompetas y clarines, retumbaron tambores, resonaron pífaros, casi todos a un tiempo, tan contino y tan apriesa, que no tuviera sentido el que no quedara sin él al son confuso de tantos intrumentos. Pasmóse el duque, suspendióse la duquesa, admiróse don Quijote, tembló Sancho Panza, y, finalmente, aun hasta los mesmos sabidores de la causa se espantaron. Con el temor les cogió el silencio, y un postillón que en traje de demonio les pasó por delante, tocando en voz de corneta un hueco y desmesurado cuerno, que un ronco y espantoso son despedía.
-¡Hola, hermano correo! -dijo el duque-, ¿quién sois, adónde vais, y qué gente de guerra es la que por este bosque parece que atraviesa?
A lo que respondió el correo con voz horrísona y desenfadada:
-Yo soy el Diablo; voy a buscar a don Quijote de la Mancha; la gente que por aquí viene son seis tropas de encantadores, que sobre un carro triunfante traen a la sin par Dulcinea del Toboso. Encantada viene con el gallardo francés Montesinos, a dar orden a don Quijote de cómo ha de ser desencantada la tal señora.
-Si vos fuérades diablo, como decís y como vuestra figura muestra, ya hubiérades conocido al tal caballero don Quijote de la Mancha, pues le tenéis delante.
-En Dios y en mi conciencia -respondió el Diablo- que no miraba en ello, porque traigo en tantas cosas divertidos los pensamientos, que de la principal a que venía se me olvidaba.
-Sin duda -dijo Sancho- que este demonio debe de ser hombre de bien y buen cristiano, porque, a no serlo, no jurara en Dios y en mi conciencia. Ahora yo tengo para mí que aun en el mesmo infierno debe de haber buena gente.
Luego el Demonio, sin apearse, encaminando la vista a don Quijote, dijo:
-A ti, el Caballero de los Leones (que entre las garras dellos te vea yo), me envía el desgraciado pero valiente caballero Montesinos, mandándome que de su parte te diga que le esperes en el mismo lugar que te topare, a causa que trae consigo a la que llaman Dulcinea del Toboso, con orden de darte la que es menester para desencantarla. Y, por no ser para más mi venida, no ha de ser más mi estada: los demonios como yo queden contigo, y los ángeles buenos con estos señores.
Y, en diciendo esto, tocó el desaforado cuerno, y volvió las espaldas y fuese, sin esperar respuesta de ninguno.
Renovóse la admiración en todos, especialmente en Sancho y don Quijote: en Sancho, en ver que, a despecho de la verdad, querían que estuviese encantada Dulcinea; en don Quijote, por no poder asegurarse si era verdad o no lo que le había pasado en la cueva de Montesinos. Y, estando elevado en estos pensamientos, el duque le dijo:
-¿Piensa vuestra merced esperar, señor don Quijote?
-Pues ¿no? -respondió él-. Aquí esperaré intrépido y fuerte, si me viniese a embestir todo el infierno.
-Pues si yo veo otro diablo y oigo otro cuerno como el pasado, así esperaré yo aquí como en Flandes -dijo Sancho.
En esto, se cerró más la noche, y comenzaron a discurrir muchas luces por el bosque, bien así como discurren por el cielo las exhalaciones secas de la tierra, que parecen a nuestra vista estrellas que corren. Oyóse asimismo un espantoso ruido, al modo de aquel que se causa de las ruedas macizas que suelen traer los carros de bueyes, de cuyo chirrío áspero y continuado se dice que huyen los lobos y los osos, si los hay por donde pasan. Añadióse a toda esta tempestad otra que las aumentó todas, que fue que parecía verdaderamente que a las cuatro partes del bosque se estaban dando a un mismo tiempo cuatro rencuentros o batallas, porque allí sonaba el duro estruendo de espantosa artillería, acullá se disparaban infinitas escopetas, cerca casi sonaban las voces de los combatientes, lejos se reiteraban los lililíes agarenos.
Finalmente, las cornetas, los cuernos, las bocinas, los clarines, las trompetas, los tambores, la artillería, los arcabuces, y, sobre todo, el temeroso ruido de los carros, formaban todos juntos un son tan confuso y tan horrendo, que fue menester que don Quijote se valiese de todo su corazón para sufrirle; pero el de Sancho vino a tierra, y dio con él desmayado en las faldas de la duquesa, la cual le recibió en ellas, y a gran priesa mandó que le echasen agua en el rostro. Hízose así, y él volvió en su acuerdo, a tiempo que ya un carro de las rechinantes ruedas llegaba a aquel puesto.
Tirábanle cuatro perezosos bueyes, todos cubiertos de paramentos negros; en cada cuerno traían atada y encendida una grande hacha de cera, y encima del carro venía hecho un asiento alto, sobre el cual venía sentado un venerable viejo, con una barba más blanca que la mesma nieve, y tan luenga que le pasaba de la cintura; su vestidura era una ropa larga de negro bocací, que, por venir el carro lleno de infinitas luces, se podía bien divisar y discernir todo lo que en él venía. Guiábanle dos feos demonios vestidos del mesmo bocací, con tan feos rostros, que Sancho, habiéndolos visto una vez, cerró los ojos por no verlos otra. Llegando, pues, el carro a igualar al puesto, se levantó de su alto asiento el viejo venerable, y, puesto en pie, dando una gran voz, dijo:
-Yo soy el sabio Lirgandeo.
Y pasó el carro adelante, sin hablar más palabra. Tras éste pasó otro carro de la misma manera, con otro viejo entronizado; el cual, haciendo que el carro se detuviese, con voz no menos grave que el otro, dijo:
-Yo soy el sabio Alquife, el grande amigo de Urganda la Desconocida.
Y pasó adelante.
Luego, por el mismo continente, llegó otro carro; pero el que venía sentado en el trono no era viejo como los demás, sino hombrón robusto y de mala catadura, el cual, al llegar, levantándose en pie, como los otros, dijo con voz más ronca y más endiablada:
-Yo soy Arcaláus el encantador, enemigo mortal de Amadís de Gaula y de toda su parentela.
Y pasó adelante. Poco desviados de allí hicieron alto estos tres carros, y cesó el enfadoso ruido de sus ruedas, y luego se oyó otro, no ruido, sino un son de una suave y concertada música formado, con que Sancho se alegró, y lo tuvo a buena señal; y así, dijo a la duquesa, de quien un punto ni un paso se apartaba:
-Señora, donde hay música no puede haber cosa mala.
-Tampoco donde hay luces y claridad -respondió la duquesa.
A lo que replicó Sancho:
-Luz da el fuego y claridad las hogueras, como lo vemos en las que nos cercan, y bien podría ser que nos abrasasen, pero la música siempre es indicio de regocijos y de fiestas.
-Ello dirá -dijo don Quijote, que todo lo escuchaba.
Y dijo bien, como se muestra en el capítulo siguiente.
Diéronle a don Quijote un vestido de monte y a Sancho otro verde, de finísimo paño; pero don Quijote no se le quiso poner, diciendo que otro día había de volver al duro ejercicio de las armas y que no podía llevar consigo guardarropas ni reposterías. Sancho sí tomó el que le dieron, con intención de venderle en la primera ocasión que pudiese.
Llegado, pues, el esperado día, armóse don Quijote, vistióse Sancho, y, encima de su rucio, que no le quiso dejar aunque le daban un caballo, se metió entre la tropa de los monteros. La duquesa salió bizarramente aderezada, y don Quijote, de puro cortés y comedido, tomó la rienda de su palafrén, aunque el duque no quería consentirlo, y, finalmente, llegaron a un bosque que entre dos altísimas montañas estaba, donde, tomados los puestos, paranzas y veredas, y repartida la gente por diferentes puestos, se comenzó la caza con grande estruendo, grita y vocería, de manera que unos a otros no podían oírse, así por el ladrido de los perros como por el son de las bocinas.
Apeóse la duquesa, y, con un agudo venablo en las manos, se puso en un puesto por donde ella sabía que solían venir algunos jabalíes. Apeóse asimismo el duque y don Quijote, y pusiéronse a sus lados; Sancho se puso detrás de todos, sin apearse del rucio, a quien no osara desamparar, porque no le sucediese algún desmán. Y, apenas habían sentado el pie y puesto en ala con otros muchos criados suyos, cuando, acosado de los perros y seguido de los cazadores, vieron que hacia ellos venía un desmesurado jabalí, crujiendo dientes y colmillos y arrojando espuma por la boca; y en viéndole, embrazando su escudo y puesta mano a su espada, se adelantó a recebirle don Quijote. Lo mesmo hizo el duque con su venablo; pero a todos se adelantara la duquesa, si el duque no se lo estorbara. Sólo Sancho, en viendo al valiente animal, desamparó al rucio y dio a correr cuanto pudo, y, procurando subirse sobre una alta encina, no fue posible; antes, estando ya a la mitad dél, asido de una rama, pugnando subir a la cima, fue tan corto de ventura y tan desgraciado, que se desgajó la rama, y, al venir al suelo, se quedó en el aire, asido de un gancho de la encina, sin poder llegar al suelo. Y, viéndose así, y que el sayo verde se le rasgaba, y pareciéndole que si aquel fiero animal allí allegaba le podía alcanzar, comenzó a dar tantos gritos y a pedir socorro con tanto ahínco, que todos los que le oían y no le veían creyeron que estaba entre los dientes de alguna fiera.
Finalmente, el colmilludo jabalí quedó atravesado de las cuchillas de muchos venablos que se le pusieron delante; y, volviendo la cabeza don Quijote a los gritos de Sancho, que ya por ellos le había conocido, viole pendiente de la encina y la cabeza abajo, y al rucio junto a él, que no le desamparó en su calamidad; y dice Cide Hamete que pocas veces vio a Sancho Panza sin ver al rucio, ni al rucio sin ver a Sancho: tal era la amistad y buena fe que entre los dos se guardaban.
Llegó don Quijote y descolgó a Sancho; el cual, viéndose libre y en el suelo, miró lo desgarrado del sayo de monte, y pesóle en el alma; que pensó que tenía en el vestido un mayorazgo. En esto, atravesaron al jabalí poderoso sobre una acémila, y, cubriéndole con matas de romero y con ramas de mirto, le llevaron, como en señal de vitoriosos despojos, a unas grandes tiendas de campaña que en la mitad del bosque estaban puestas, donde hallaron las mesas en orden y la comida aderezada, tan sumptuosa y grande, que se echaba bien de ver en ella la grandeza y magnificencia de quien la daba. Sancho, mostrando las llagas a la duquesa de su roto vestido, dijo:
-Si esta caza fuera de liebres o de pajarillos, seguro estuviera mi sayo de verse en este estremo. Yo no sé qué gusto se recibe de esperar a un animal que, si os alcanza con un colmillo, os puede quitar la vida; yo me acuerdo haber oído cantar un romance antiguo que dice:
De los osos seas comido,
como Favila el nombrado.
-Ése fue un rey godo -dijo don Quijote-, que, yendo a caza de montería, le comió un oso.
-Eso es lo que yo digo -respondió Sancho-: que no querría yo que los príncipes y los reyes se pusiesen en semejantes peligros, a trueco de un gusto que parece que no le había de ser, pues consiste en matar a un animal que no ha cometido delito alguno.
-Antes os engañáis, Sancho -respondió el duque-, porque el ejercicio de la caza de monte es el más conveniente y necesario para los reyes y príncipes que otro alguno. La caza es una imagen de la guerra: hay en ella estratagemas, astucias, insidias para vencer a su salvo al enemigo; padécense en ella fríos grandísimos y calores intolerables; menoscábase el ocio y el sueño, corrobóranse las fuerzas, agilítanse los miembros del que la usa, y, en resolución, es ejercicio que se puede hacer sin perjuicio de nadie y con gusto de muchos; y lo mejor que él tiene es que no es para todos, como lo es el de los otros géneros de caza, excepto el de la volatería, que también es sólo para reyes y grandes señores. Así que, ¡oh Sancho!, mudad de opinión, y, cuando seáis gobernador, ocupaos en la caza y veréis como os vale un pan por ciento.
-Eso no -respondió Sancho-: el buen gobernador, la pierna quebrada y en casa. ¡Bueno sería que viniesen los negociantes a buscarle fatigados y él estuviese en el monte holgándose! ¡Así enhoramala andaría el gobierno! Mía fe, señor, la caza y los pasatiempos más han de ser para los holgazanes que para los gobernadores. En lo que yo pienso entretenerme es en jugar al triunfo envidado las pascuas, y a los bolos los domingos y fiestas; que esas cazas ni cazos no dicen con mi condición ni hacen con mi conciencia.
-Plega a Dios, Sancho, que así sea, porque del dicho al hecho hay gran trecho.
-Haya lo que hubiere -replicó Sancho-, que al buen pagador no le duelen prendas, y más vale al que Dios ayuda que al que mucho madruga, y tripas llevan pies, que no pies a tripas; quiero decir que si Dios me ayuda, y yo hago lo que debo con buena intención, sin duda que gobernaré mejor que un gerifalte. ¡No, sino pónganme el dedo en la boca y verán si aprieto o no!
-¡Maldito seas de Dios y de todos sus santos, Sancho maldito -dijo don Quijote-, y cuándo será el día, como otras muchas veces he dicho, donde yo te vea hablar sin refranes una razón corriente y concertada! Vuestras grandezas dejen a este tonto, señores míos, que les molerá las almas, no sólo puestas entre dos, sino entre dos mil refranes, traídos tan a sazón y tan a tiempo cuanto le dé Dios a él la salud, o a mí si los querría escuchar.
-Los refranes de Sancho Panza -dijo la duquesa-, puesto que son más que los del Comendador Griego, no por eso son en menos de estimar, por la brevedad de las sentencias. De mí sé decir que me dan más gusto que otros, aunque sean mejor traídos y con más sazón acomodados.
Con estos y otros entretenidos razonamientos, salieron de la tienda al bosque, y en requerir algunas paranzas, y presto, se les pasó el día y se les vino la noche, y no tan clara ni tan sesga como la sazón del tiempo pedía, que era en la mitad del verano; pero un cierto claroescuro que trujo consigo ayudó mucho a la intención de los duques; y, así como comenzó a anochecer, un poco más adelante del crepúsculo, a deshora pareció que todo el bosque por todas cuatro partes se ardía, y luego se oyeron por aquí y por allí, y por acá y por acullá, infinitas cornetas y otros instrumentos de guerra, como de muchas tropas de caballería que por el bosque pasaba. La luz del fuego, el son de los bélicos instrumentos, casi cegaron y atronaron los ojos y los oídos de los circunstantes, y aun de todos los que en el bosque estaban. Luego se oyeron infinitos lelilíes, al uso de moros cuando entran en las batallas, sonaron trompetas y clarines, retumbaron tambores, resonaron pífaros, casi todos a un tiempo, tan contino y tan apriesa, que no tuviera sentido el que no quedara sin él al son confuso de tantos intrumentos. Pasmóse el duque, suspendióse la duquesa, admiróse don Quijote, tembló Sancho Panza, y, finalmente, aun hasta los mesmos sabidores de la causa se espantaron. Con el temor les cogió el silencio, y un postillón que en traje de demonio les pasó por delante, tocando en voz de corneta un hueco y desmesurado cuerno, que un ronco y espantoso son despedía.
-¡Hola, hermano correo! -dijo el duque-, ¿quién sois, adónde vais, y qué gente de guerra es la que por este bosque parece que atraviesa?
A lo que respondió el correo con voz horrísona y desenfadada:
-Yo soy el Diablo; voy a buscar a don Quijote de la Mancha; la gente que por aquí viene son seis tropas de encantadores, que sobre un carro triunfante traen a la sin par Dulcinea del Toboso. Encantada viene con el gallardo francés Montesinos, a dar orden a don Quijote de cómo ha de ser desencantada la tal señora.
-Si vos fuérades diablo, como decís y como vuestra figura muestra, ya hubiérades conocido al tal caballero don Quijote de la Mancha, pues le tenéis delante.
-En Dios y en mi conciencia -respondió el Diablo- que no miraba en ello, porque traigo en tantas cosas divertidos los pensamientos, que de la principal a que venía se me olvidaba.
-Sin duda -dijo Sancho- que este demonio debe de ser hombre de bien y buen cristiano, porque, a no serlo, no jurara en Dios y en mi conciencia. Ahora yo tengo para mí que aun en el mesmo infierno debe de haber buena gente.
Luego el Demonio, sin apearse, encaminando la vista a don Quijote, dijo:
-A ti, el Caballero de los Leones (que entre las garras dellos te vea yo), me envía el desgraciado pero valiente caballero Montesinos, mandándome que de su parte te diga que le esperes en el mismo lugar que te topare, a causa que trae consigo a la que llaman Dulcinea del Toboso, con orden de darte la que es menester para desencantarla. Y, por no ser para más mi venida, no ha de ser más mi estada: los demonios como yo queden contigo, y los ángeles buenos con estos señores.
Y, en diciendo esto, tocó el desaforado cuerno, y volvió las espaldas y fuese, sin esperar respuesta de ninguno.
Renovóse la admiración en todos, especialmente en Sancho y don Quijote: en Sancho, en ver que, a despecho de la verdad, querían que estuviese encantada Dulcinea; en don Quijote, por no poder asegurarse si era verdad o no lo que le había pasado en la cueva de Montesinos. Y, estando elevado en estos pensamientos, el duque le dijo:
-¿Piensa vuestra merced esperar, señor don Quijote?
-Pues ¿no? -respondió él-. Aquí esperaré intrépido y fuerte, si me viniese a embestir todo el infierno.
-Pues si yo veo otro diablo y oigo otro cuerno como el pasado, así esperaré yo aquí como en Flandes -dijo Sancho.
En esto, se cerró más la noche, y comenzaron a discurrir muchas luces por el bosque, bien así como discurren por el cielo las exhalaciones secas de la tierra, que parecen a nuestra vista estrellas que corren. Oyóse asimismo un espantoso ruido, al modo de aquel que se causa de las ruedas macizas que suelen traer los carros de bueyes, de cuyo chirrío áspero y continuado se dice que huyen los lobos y los osos, si los hay por donde pasan. Añadióse a toda esta tempestad otra que las aumentó todas, que fue que parecía verdaderamente que a las cuatro partes del bosque se estaban dando a un mismo tiempo cuatro rencuentros o batallas, porque allí sonaba el duro estruendo de espantosa artillería, acullá se disparaban infinitas escopetas, cerca casi sonaban las voces de los combatientes, lejos se reiteraban los lililíes agarenos.
Finalmente, las cornetas, los cuernos, las bocinas, los clarines, las trompetas, los tambores, la artillería, los arcabuces, y, sobre todo, el temeroso ruido de los carros, formaban todos juntos un son tan confuso y tan horrendo, que fue menester que don Quijote se valiese de todo su corazón para sufrirle; pero el de Sancho vino a tierra, y dio con él desmayado en las faldas de la duquesa, la cual le recibió en ellas, y a gran priesa mandó que le echasen agua en el rostro. Hízose así, y él volvió en su acuerdo, a tiempo que ya un carro de las rechinantes ruedas llegaba a aquel puesto.
Tirábanle cuatro perezosos bueyes, todos cubiertos de paramentos negros; en cada cuerno traían atada y encendida una grande hacha de cera, y encima del carro venía hecho un asiento alto, sobre el cual venía sentado un venerable viejo, con una barba más blanca que la mesma nieve, y tan luenga que le pasaba de la cintura; su vestidura era una ropa larga de negro bocací, que, por venir el carro lleno de infinitas luces, se podía bien divisar y discernir todo lo que en él venía. Guiábanle dos feos demonios vestidos del mesmo bocací, con tan feos rostros, que Sancho, habiéndolos visto una vez, cerró los ojos por no verlos otra. Llegando, pues, el carro a igualar al puesto, se levantó de su alto asiento el viejo venerable, y, puesto en pie, dando una gran voz, dijo:
-Yo soy el sabio Lirgandeo.
Y pasó el carro adelante, sin hablar más palabra. Tras éste pasó otro carro de la misma manera, con otro viejo entronizado; el cual, haciendo que el carro se detuviese, con voz no menos grave que el otro, dijo:
-Yo soy el sabio Alquife, el grande amigo de Urganda la Desconocida.
Y pasó adelante.
Luego, por el mismo continente, llegó otro carro; pero el que venía sentado en el trono no era viejo como los demás, sino hombrón robusto y de mala catadura, el cual, al llegar, levantándose en pie, como los otros, dijo con voz más ronca y más endiablada:
-Yo soy Arcaláus el encantador, enemigo mortal de Amadís de Gaula y de toda su parentela.
Y pasó adelante. Poco desviados de allí hicieron alto estos tres carros, y cesó el enfadoso ruido de sus ruedas, y luego se oyó otro, no ruido, sino un son de una suave y concertada música formado, con que Sancho se alegró, y lo tuvo a buena señal; y así, dijo a la duquesa, de quien un punto ni un paso se apartaba:
-Señora, donde hay música no puede haber cosa mala.
-Tampoco donde hay luces y claridad -respondió la duquesa.
A lo que replicó Sancho:
-Luz da el fuego y claridad las hogueras, como lo vemos en las que nos cercan, y bien podría ser que nos abrasasen, pero la música siempre es indicio de regocijos y de fiestas.
-Ello dirá -dijo don Quijote, que todo lo escuchaba.
Y dijo bien, como se muestra en el capítulo siguiente.
Dá voces al lobo, respóndete el eco.