Es
una trampa especialmente interesante para aquellas plagas de las que
por el momento no disponemos de feromona, pero se sienten especialmente
atraídas por la señal cromática de la trampa; siendo ésta en ocasiones
el único medio satisfactorio para poder hacer el seguimiento de la
plaga.
De forma general, las trampas
cromáticas amarillas y azules se colocan con una densidad de 2 a 4
trampas por cada 1.000 m² (en el caso de detección), y de 1 trampa por
cada superficie de 5 a 25 m² (en el caso de control de plagas).