Serge Latouche: ¿Qué decidimos, decrecimiento o colapso?
Serge Latouche, profesor emérito de Ciencias Económicas de la
Universidad Paris-Sud 11 y uno de los "padres" de la teoría del
decrecimiento, cerró este 23 de noviembre el ciclo de conferencias
organizado por Cosmocaixa y Unescocat titulado "Del residuo a la materia
prima: Las raíces de los productos de consumo del mañana ".
Enviado por: sostenible.cat - Eva van den Berg, 29/11/2010, 10:58 h | (110) veces leída
El ciclo ha tenido como objetivo exponer algunos aspectos clave de los
procesos de producción y consumo actuales así como sus efectos
transformadores sobre los sistemas sociales y naturales. En este marco,
Latouche expuso sus ideas para lograr una sociedad más justa y con un
nivel más alto de felicidad en una conferencia que llamó "Por un mundo
más justo de abundancia frugal: la utopía concreta del decrecimiento".
El profesor repasó la evolución del concepto de felicidad a lo largo del
tiempo. Ya el filósofo inglés John Bentham planteó en el siglo XVIII la
idea de utilitarismo, que de forma muy resumida persigue la mayor
felicidad para el mayor número de personas posible. Enseguida se dio por
entendido que el bienestar era la vía para alcanzar esa felicidad y muy
deprisa también otorgamos a la palabra un sesgo reduccionista: el
bienestar restringido al ámbito económico. Un bienestar, hay que
decirlo, que ha sido el motor y el fundamento de una sociedad de
crecimiento pero que desde hace tiempo quiebra. "Hay que deconstruir la
ideología de la felicidad cuantificada", dice Latouche hacia el
imaginario actual de un bienestar vinculado directamente al PIB. Un PIB
que se basa en la riqueza mercancía y que no tiene en cuenta tantas
otras cosas que también deberían ser cuantificadas y que no lo están en
absoluto: desde la pérdida de patrimonio natural y la extinción de
especies, hasta el trabajo que pese a que sea indispensable no está
remunerado, como lo son por ejemplo las tareas del hogar.
El error conceptual del PIB, afirmó, ya lo expuso Robert Kennedy en
1968: "El PIB no tiene en cuenta la salud de nuestros niños, la calidad
de su educación o el placer que experimentan mientras juegan. No incluye
la belleza de nuestra poesía ni la fuerza de nuestros matrimonios, la
inteligencia del debate público o la integridad de nuestros
funcionarios. No mide nuestro coraje, ni nuestra sabiduría, ni la
devoción a nuestro país. Lo mide todo, en definitiva, menos lo que hace
que la vida valga la pena. " ¿Por qué, como propuso el rey de Bután en
1972, en lugar de buscar un aumento del PIB ad infinitum, no nos
esforzamos en potenciar el crecimiento de la tasa de Felicidad Nacional
Bruta, FNB?
Según el Índice de Felicidad del Planeta (Happy Planet Index), los
países desarrollados cada vez somos más los que nos sentimos
insatisfechos, inmersos en un "círculo infernal", dijo Latouche, que nos
empuja a buscar una felicidad basada en la acumulación de bienes, en el
consumo. Un consumo que provoca la eclosión de nuevas necesidades y que
establece un ciclo que se retroalimenta y no acaba nunca. En
resumen: este frenesí de crecimiento y consumismo no nos ha llevado a un
estado aceptable de felicidad, al contrario: ha generado un estado de
insatisfacción generalizado y una situación de crisis globalizada,
social y ambientalmente hablando, que está llegando a límites bastante
preocupantes.
¿Qué debemos hacer, para salir de él? "Tenemos que salir de este
sistema, hay que inventar un nuevo imaginario. El decrecimiento no es
que sea la alternativa, pero puede ser una matriz de muchas
alternativas, es un paso para parar la desmesura actual". Hay que
construir una nueva economía que no se base en la destrucción de bienes
comunes para el enriquecimiento de una minoría. Hay que dejar de ser
depredadores para convertirnos en jardineros de la naturaleza. Hay que
crecer, y tanto, pero en bienes relacionales y no materiales.
Latouche propone una sociedad de abundancia frugal, que establezca un
sistema más cooperativo, mucho más local, formado por pequeños grupos
autoorganizados, del estilo de las "Transition Towns" originadas en Gran
Bretaña. Una nueva fórmula que plantea basándose en ocho conceptos
interdependientes (lo que Latouche denomina círculo virtuoso de las 8
R): reciclar, reevaluar, reconceptualizar, reestructurar, redistribuir,
relocalizar, reducir y reutilizar.
Tal como él lo ve, el decrecimiento sucederá forzosamente. De
forma voluntaria si entendemos que es una alternativa que favorece la
mayoría, o tras el colapso al que irremediablemente llegaremos más
pronto que tarde. La religión es el opio del pueblo, dijo Marx. Hoy
parece que lo es la economía tal como la hemos entendido desde hace un
tiempo. Parece también, sin embargo, que cada vez somos más los que
pensamos que un nuevo sistema social es posible. Se nos viene encima
mucho trabajo.
Fuente:
www.ecoticias.com
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