Ni PP, ni PSOE, DEMOCRACIA NACIONAL.
Yo siempre he votado al PP, hasta que vi que su política respecto a la agricultura era igual que la del PSOE. Hace las negociaciones respecto a la PAC un poco mejor pero nada mas. Y si no, ¿ que ha hecho en Madrid con la dirección general de agricultura ?. Pues eso quitarla.
Actualmente desde las diversas opciones políticas con representación parlamentaria, la respuesta es que no. Cada una de esas fuerzas parlamentarias consideran innecesaria la agricultura por bien diversos motivos, bien es cierto que no lo expresan abiertamente y cuando llegan las elecciones van a las zonas rurales a intentar atraerse a los cada vez más escasos votos rurales, pero en términos generales, basan su no apoyo a la agricultura en alguno los siguientes motivos:
DESDE LA IZQUIERDA, se considera la agricultura como un sector que destruye el medio ambiente por el consumo de recursos naturales como el agua, leña o pastos. Este argumento, es equivocado o directamente falso, ya que el mundo rural europeo en general y español en particular no es un mundo de bosques primigeneos , sino que son unos ecosistemas agrarios fuertemente humanizados y como tales, necesitan de la acción constante de nuestros agricultores para su mantenimiento. Para ello, no hay nada más que ver que ahora no solo no se producen menos incendios que hace cincuenta años, sino que su número es mayor, a pesar de los miles de personas que se emplean en la prevención y extinción de incendios. Ello es debido a que hace 50 años la actividad ganadera y la extracción de leñas de nuestros montes era algo habitual, lo cual impedía que las hierbas y los arbustos se desarrollasen en exceso, plantas que son las primeras que encienden un monte cuando se dan las condiciones adecuadas para ello.
En este mismo sentido, también se argumenta, que la existencia de la agricultura española, o europea en general, impide el desarrollo de la agricultura de los países del tercer mundo y que cualquier factor que favorezca la entrada de productos agrarios del tercer mundo irá acompañado de un incremento de la renta de los países pobres. Este argumento también es erróneo, pues si llega a producirse un incremento de la renta de la población del tercer mundo, será de los ricos del tercer mundo, y será en detrimento de los pobres del primer mundo, en ningún momento ese incremento de renta irá a favor de las clases desfavorecidas de los países pobres. Para ello no hay que ver más que el caso del café, solo se produce en países del tercer mundo, y los agricultores que lo producen, cobran lo mínimo para no morirse de hambre, aunque en ocasiones ni eso, quedándose con las ganancias las multinacionales que importan ese producto.
Por último, queda una tercera razón, que nunca airean en público, pero que es la verdadera razón por la cual desprecian al mundo agrario. Esta es una razón de carácter ideológico. El habitante de las zonas rurales siempre se ha distinguido por ser más impermeable a los cambios que se producen en el mundo que los habitantes de las ciudades.
Por ello en una sociedad caracterizada por la falta de los valores tradicionales españoles, honor, honradez, sencillez, austeridad, amor a la patria, defensa de los valores familiares. En una sociedad en la que el genocidio de nonatos es promovido desde el gobierno y sus apoyos de la izquierda, y en la mayor parte de los casos también desde la derecha. En una sociedad en la que si eres habitante de una ciudad y tienes estos valores eres considerado en el mejor de los casos un frikie y en el peor un reaccionario. Pues bien, es en esta sociedad, y en concreto en sus zonas rurales, en las que estos valores son relativamente abundantes, y es precisamente por esto y no por otra cosa por lo que a la izquierda no es que no le importe la agricultura y el mundo rural, sino que directamente odia la agricultura y a los agricultores.
DESDE LA DERECHA o desde los llamados liberales, tanto monta monta tanto, la agricultura productiva no tiene la mayor importancia, es por ello por lo que han sido los fieles defensores de la PAC, instrumento ideado para la destrucción de la agricultura productiva y que sin embargo si les ha permitido a muchos de ellos, poseedores de inmensas fincas, el seguir teniéndolas sin que los caprichos que en ellas tienen les cuesten dinero.
Se argumenta desde destacados miembros de esta ideología que la agricultura solo representa el 3 % del PIB, muy alejado del 10 ó 12 % del sector turístico. Este no es más que un dato sesgado, ya que si bien eso es lo que los agricultores percibimos, no es menos cierto que si hacemos un análisis más profundo veremos que esto no es cierto. Para ello tan solo hace falta irnos a los datos facilitados por el Instituto Nacional de Estadística ( INE ), en el que se puede apreciar que de los artículos reflejados en la cesta de la compra, la suma de los apartados: Alimentos y bebidas no alcohólicas y Bebidas alcohólicas y tabaco, suponen el 24,88 % del gasto medio de las familias españolas. Esto viene a significar que si bien los agricultores recibimos un 3 % de la renta de los españoles, también es cierto que esos mismos españoles se gastan casi el 25 % de su dinero en alimentos, en ese caso la pregunta es ¿ donde está ese 22 % de diferencia ?, a parte de en los abusivos márgenes comerciales de los diversos intermediarios. La respuesta es bien sencilla, en el proceso de elaboración de esos productos agrarios.
Para explicar la necesidad de la agricultura española en este proceso, lo mejor es poner un ejemplo: Imaginemos la aceituna una vez depositada en la almazara, que es donde terminaría la misión del agricultor. Esa aceituna se moltura y se extrae de ella el aceite, luego este se envasa y se distribuye a los centros de venta, procesos ambos realizados en España por trabajadores residentes en nuestro país. Si se quitasen los olivos, se imaginan ustedes que iban a traer en barco las aceitunas, yo tampoco, el producto vendría elaborado desde el extranjero y los trabajadores de las almazaras irían al paro. Pero no solo los que trabajan en las almazaras irían al paro, también irían los que producen los envases de plástico, cristal o latón. Como también perderían su trabajo quien realiza las obras en las almazaras, los que fabrican la maquinaria, etc…
Eso si, quien si aumentaría sus ingresos serian los importadores de estos productos, que casualidad son cuatro multinacionales, justo las mismas que alientan sino pagan a esos fervorosos defensores de la globalización y de la desaparición de la agricultura en España.
Este ejemplo puesto con el aceite, se puede extender a multitud de sectores: vinícola, ganaderos, zumos, etc… De forma que si desaparecen las viñas desaparecerían las bodegas, si desapareciese el ganado desparecerían fabricas de pienso, mataderos,…..pudiéndose extrapolar estos datos a cualquier tipo de alimento. Y entonces viene la pregunta: ¿ Saben ustedes cuantos trabajadores dependen del sector agroalimentario ?, la respuesta es bien sencilla, varios millones. ¿ Puede por tanto alguien pensar que puede España tal y como están las cosas mandar dos o tres millones de personas al paro ?.
Vistos y desmontados estos argumentos que tan profusamente usan izquierda y derecha, existe un argumento más importante aún, que los anteriormente citados, para corroborar la necesidad de la agricultura española. Ese argumento no es otro que la INDEPENDENCIA ALIMENTARIA DE NUESTRA NACIÓN.
Desde distintos ámbitos, las mas de las veces interesados, cuando se nos habla de la necesidad de fomentar las energías alternativas, sean estas eólica, solar, nuclear, etc… se nos dice que la independencia energética de nuestra nación es algo muy importante, que no se puede depender solo del petróleo. Esto que en el fondo es cierto, nos plantea una pregunta: ¿ no es igual o más importante que la energía la alimentación ?, evidentemente la respuesta es que si.
Por lo tanto desde el punto de vista tanto de agricultores como de la nación española en su conjunto, la respuesta es si, rotundamente SI, ES NECESARIA LA AGRICULTURA EN LA ESPAÑA DEL SIGLO XXI.
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