Historia de España.

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PIONIER
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Re: Historia de España.

Mensaje por PIONIER »

ADVERTENCIA A ESPAÑA DE QUE ASÍ COMO SE HA HECHO SEÑORA DE MUCHOS, ASÍ SERÁ DE TANTOS ENEMIGOS ENVIDIADA Y PERSEGUIDA, Y NECESITA DE CONTINUA PREVENCIÓN POR ESA CAUSA

Un Godo, que una cueva en la Montaña
Guardó, pudo cobrar las dos Castillas;
Del Betis y Genil las dos orillas,
Los Herederos de tan grande hazaña.

A Navarra te dio justicia y maña;
Y un casamiento, en Aragón, las Sillas
Con que a Sicilia y Nápoles humillas,
Y a quien Milán espléndida acompaña.

Muerte infeliz en Portugal arbola
Tus castillos; Colón pasó los godos
Al ignorado cerco de esta Bola;

Y es más fácil, oh España, en muchos modos,
Que lo que a todos les quitaste sola,
Te puedan a ti sola quitar todos.
Defiendo a quien me defiende.
Betelgeuse
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Re: Historia de España.

Mensaje por Betelgeuse »

Ya te echaba yo de menos por estos lares, creados por tí.
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PIONIER
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Re: Historia de España.

Mensaje por PIONIER »

Perdona pero es que estoy algo liado con la aceituna, aunque si te digo la verdad no tengo nada.
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katrall
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Re: Historia de España.

Mensaje por katrall »

Prioridades. Como en todo la armada fuerte nos dio todo y gracias a ella lo coservamos.
Lo d flandes no fue nunca rentable 80 años d guerras k consumio todo lo k la armada podia traer.
La rebelion d los comuneros tenia su razon en k todas la lana merina se exportaba ha flandes en la peninsula no kedaba nada entre otras cosas.
Mas nos huviese valido fortalecer la fota y recortarle las alas ha las flamenca e inglesa
PIONIER
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Re: Historia de España.

Mensaje por PIONIER »

El problema es que al venir tanta plata a la península, no podíamos producir nada industrial a precios rentables, era mas barato manufacturarlo fuera, y en ese momento las manufacturas de la lana tenia su sede en Flandes.
y también lo ya dicho de que era la forma de mantener abierto un frente que amenazaba a Francia por el norte.
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Re: Historia de España.

Mensaje por Betelgeuse »

Feliz navidad chicos.
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Re: Historia de España.

Mensaje por PIONIER »

Felices pascuas.
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Re: Historia de España.

Mensaje por Ivory7 »

Feliz Navidad a los hombres de buena voluntad.
jfbvillafranca
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Re: Historia de España.

Mensaje por jfbvillafranca »

FELIZ NAVIDAD, a toda gente de bien, muy majo , el belen charlie, me encnta,
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Re: Historia de España.

Mensaje por Betelgeuse »

Parece ser que según, el papa emérito Benedicto XVI, ha escrito en un libro la procedencia de los reyes magos no era la conocida hasta ahora, si no de Tartessos una región que los historiadores han ubicado, entre Huelva Sevilla y Cadiz.¡¡¡ Ohhuuu mare!!! Por tanto se llamaban:

Mersho, Gazpa y Bartaza.
Última edición por Betelgeuse el 06 Ene 2015, 23:25, editado 1 vez en total.
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Re: Historia de España.

Mensaje por lapanterarosa »

Y la estrella eras tú, Betelgeuse.

JEJEJEJE.
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Re: Historia de España.

Mensaje por Betelgeuse »

:-\
Última edición por Betelgeuse el 07 Ene 2015, 00:50, editado 1 vez en total.
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Re: Historia de España.

Mensaje por lapanterarosa »

Yo aún no había sido creada.
Te lo juro por Snnopy!
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Re: Historia de España.

Mensaje por PIONIER »

lapanterarosa escribió:Yo aún no había sido creada.
Te lo juro por Snnopy!
¡Oh!, una jovenzuela, cuidado con Lopez.
Defiendo a quien me defiende.
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Re: Historia de España.

Mensaje por PIONIER »

Supongo que muchos de vosotros conoceréis este pequeño episodio de la historia de España. Para aquellos que no lo conozcan aquí esta narrado por Arturo Perez reverte.


Patente de corso
No siempre fue una vergüenza
XLSemanal - 16/7/2012

Como saben, me gusta recordar viejos episodios de nuestra Historia. Sobre todo si causan respeto por lo que algunos paisanos nuestros fueron capaces de hacer. O intentar. Situaciones con posible lectura paralela, de aplicación al tiempo en que vivimos. Les aseguro que es un EJERCICIO casi analgésico; sobre todo esos días funestos, cuando creo que la única solución serían toneladas de napalm seguidas por una repoblación de parejas mixtas compuestas, por ejemplo, de suecos y africanos. Sin embargo, cuando una de esas viejas historias viene a la memoria, concluyo que quizás no sea imprescindible el napalm. Siempre hubo aquí compatriotas capaces de hacer cosas que valen la pena, me digo. Y en alguna parte estarán todavía. Como estuvieron.

Era un navío de 70 cañones y tenía un bonito nombre: Glorioso. Lo mandaba el capitán don Pedro Mesía de la Cerda, y en 1747 traía de La Habana cuatro millones de pesos en monedas de plata. El 15 de julio, cerca de las Azores, el navío se topó con un convoy inglés escoltado por tres barcos de guerra que casi lo doblaban en NÚMERO de cañones: el navío Warwick, la fragata Lark y un bergantín. En aquel tiempo, un navío de América era un bombón: solía llevar caudales a bordo, así que los ingleses le dieron caza. Manteniendo el barlovento con mucho arte, el Glorioso se batió toda la noche, tuvo un respiro al caer el viento durante el día, y volvió a pelear la noche siguiente: primero dejó fuera de combate a la fragata, que se hundió; y tras hora y media de combate con el Warwick en la oscuridad, sin otra luz que los fogonazos artilleros -los españoles dispararon 1.006 cañonazos y 4.400 cartuchos de fusil-, el navío inglés se retiró con el rabo entre las piernas. Que no siempre Britania, aunque lo venda con trompetas, parió leones.

Sin embargo, la odisea del Glorioso no había hecho más que empezar. Siguiendo rumbo a Finisterre, el 14 de agosto volvió a dar con una fuerza británica: el navío Oxford, la fragata Shoreham y la corbeta FALCON. Como en el caso anterior, los ingleses le fueron encima igual que LOBOS. Pero el comandante Mesía y su gente eran de esa casta de colegas que aprietan los dientes y venden caro el pellejo. Por segunda vez asomaron los cañones y batieron el cobre como los buenos: después de tres horas de arrimar candela, pese a haber perdido el bauprés, una verga y tener la popa hecha una piltrafa, el Glorioso continuó navegando hacia España mientras los ingleses se retiraban con graves daños.

Fondeó el navío en Corcubión, desembarcando los caudales, y volvió a la mar para reparar averías en Cádiz, pues vientos contrarios descartaban El Ferrol. Y el 17 de octubre, a la altura del cabo San Vicente, volvió a encontrarse con una fuerza enemiga. Esta vez eran cuatro fragatas corsarias con base en Lisboa y bajo el mando del comodoro Walker: King George, Prince Frederick, Princess Amelia y Duke, que sumaban 960 hombres y 120 cañones. Inmediatamente le dieron caza, aunque el español, resabiado, no reveló su nacionalidad -treta común del mar- hasta que la King George se acercó a preguntársela. Entonces Mesía izó pabellón de combate y le largó al rubio una andanada que le desmontó dos cañones y el palo mayor. Siguieron tres horas de carnicería muy bien sostenida por el Glorioso; pero al rato se unieron a la fiesta las otras fragatas y dos navíos de línea ingleses que navegaban cerca, el Darmouth y el Russell: seis barcos y 250 cañones contra los 70 del solitario español, maltrecho y corto de gente por los combates anteriores y la travesía del Atlántico. Aun así, el comandante Mesía y su tripulación, a quienes a esas alturas daban ya igual seis guiris que sesenta, se defendieron como gato panza arriba bajo un fuego horroroso durante dos días y una noche. Que se dice pronto. Aún tuvieron la satisfacción de acertar en una santabárbara y ver volar al Darmouth, que se fue a tomar por saco con 314 de sus 325 tripulantes. Y al fin, el 19 de octubre -33 muertos y 130 HERIDOS a bordo, agotada la munición, el barco desarbolado, chorreando sangre por los imbornales, raso como un pontón y a punto de hundirse-, el comandante convocó a los oficiales que seguían vivos, los puso por testigos de que la tripulación había hecho lo imposible, y arrió la bandera.

De tal modo, fiel a su NOMBRE, acabó viaje el navío español Glorioso. Había LIBRADO tres combates contra 12 barcos enemigos, de los que hizo volar uno y hundió otro; pero la hazaña final no corresponde sólo a quienes con tanta decencia lo defendieron, sino al navío mismo: remolcado a Lisboa por los vencedores para repararlo e izar en él su pabellón, los destrozos se revelaron tan graves que se negó a flotar y fue desguazado. Ningún inglés navegó jamás a bordo de ese barco.
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Re: Historia de España.

Mensaje por PIONIER »

Otro pequeño episodio de nuestra historia poco conocido.

HISTORIA MILITAR
Castelnuovo, la heroica resistencia de un tercio español ante miles de otomanos
MANUEL P. VILLATORO / MADRID
Día 19/11/2013 - 17.02h
Sí, en la actual Montenegro también lucharon los Tercios españoles: en 1.539, unos 3.000 soldados cristianos se enfrentaron hasta la muerte a 50.000 turcos
Castelnuovo, la heroica resistencia de un tercio español ante miles de otomanos
Representación de los Tercios españoles
Eran apenas 3.000, PERO tuvieron en jaque a todo el ejército turco. Por desgracia, el de Castelnuovo no es un episodio que narre una victoria española, pero, por el contrario, si habla de valentía y heroísmo en el campo de batalla. Y es que, en 1.539 y a miles de kilómetros de España -en la actual Herceg Novi (Montenegro)-, un tercio comandado por Francisco de Sarmiento resistió HASTA la muerte el asedio de nada menos que 50.000 turcos durante varios días. Aquella jornada, aunque combatir no sirvió para vencer, si permitió INICIAR una leyenda que perdura hasta nuestros días.

Sentaba entonces sus reales posaderas en el trono español Carlos I (V del Sacro Imperio Romano Germánico). No pasaba por una buena época la cristiandad, que veía que las aguas del Mediterráneo ESCAPABAN a su control por culpa de un turco, el sultán Solimán, quien –junto al conocido pirata y almirante otomano Barbarroja- se había convertido en un molesto inconveniente para media Europa.

Por ello, y debido a las bofetadas constantes del turco por tierra y mar, no PASÓ mucho TIEMPO hasta que la cristiandad decidió formar la Santa Liga, una alianza militar mediante la que Carlos I, Venecia, Austria y el papado pretendían devolver a Barbarroja los espadazos que, durante meses, les había dado con su flota. Era el momento de atacar y derramar sangre en contra del Islam.

La Liga al ataque
Corría el año 1.538 cuando al fin, y con el pendón de la Santa Liga ondeando al viento del Mediterráneo, la alianza cristiana PASÓ a la acción y dirigió sus picas y arcabuces hacia Montenegro. En este territorio, perdido de la mano de Su Majestad Imperial, se ubicaba en la costa una fortaleza –la de Castelnuovo- protegida por una pequeña división turca que, a priori, nada podría hacer ante el poderío de la flota formada por españoles y venecianos.

«(La Santa Liga) se dirigió a Castelnuovo, en el golfo de Cattaro, con el propósito de hacer un desembarco y constituir allí un núcleo de fuerzas que extendiera en aquellas costas el predominio cristiano. El 24 de octubre arribaron a la boca del golfo (…) a 18 millas de Ragusa», explica el historiador Francisco de Laiglesia en su obra «Estudios históricos (1.515-1.555)».

Sabedores de que contaban con superioridad NUMÉRICA, los aliados se limitaron a bombardear durante horas -desde tierra y galera- las murallas del castillo de Castelnuovo con su artillería. A su vez, pusieron cerco a la fortaleza y bloquearon la entrada a la plaza fuerte para evitar la entrada de víveres. Finalmente, parece que los turcos decidieron no morir por su país pues, al poco tiempo, rindieron la cimitarra a la Santa Alianza.

Sarmiento gobierna Castelnuovo
Con la fortaleza en poder cristiano, a la Santa Liga ya sólo le quedaba dirimir que nación pondría su insignia en las murallas. ESTA tarea, como era de esperar, sembró la controversia entre los aliados. Sin embargo, y a pesar de que los venecianos RECLAMARON para sí la plaza en primer lugar, fueron finalmente los españoles los que tomaron posesión del castillo.

Así pues, los oficiales de Su Majestad Imperial recibieron el honor de quedarse con el lugar, pero TAMBIÉN el deber de defenderlo ante el turco (una peligrosa misión pues, entre otras cosas, se hacía casi imposible recibir refuerzos y víveres rápidamente en aquel olvidado paraje del mundo). «(Al final) tomaron posesión de (Castelnuovo) el maestre de campo Francisco Sarmiento (…) y 2.500 españoles, soldados viejos de Lombardía. (…) Además de las fuerzas regulares españolas quedaron también 80 infantes albaneses y 25 jinetes», completa el experto en su obra.

Una vez establecida la guarnición que defendería la plaza, el resto de los soldados de la Santa Liga embarcaron en sus navíos y dejaron tras de sí, y a su suerte, a más de 2.500 de los mejores soldados de los que España disponía -3.000 según el periodista y experto en historia de España Fernando Martínez Laínez-. No lo sabían, pero sería la última vez que verían con vida a aquellos veteranos de los tercios.

Sarmiento se asentó con 3.000 españoles en Castelnuovo
Solo y con la responsabilidad de gobernar, Sarmiento recibió una carta en la que se detallaba pormenorizadamente la labor que debía acometer: «Primeramente el dicho maestre de campo (…) ha de hordenar y procurar, quel amistad y buena hermandad, que agora se tiene con los súbditos de (…) la Señoría de Venecia se conserve y aumente. Otrora se ha de procurar (…) buena amistad con los pueblos y gente principal de los cristianos moriacos (…) dando a entender a todos la potencia y benignidad de S.M y de la Santa Liga. Otrosi (…), y en caso que se tenga aviso cierto, si cerca deste lugar hay alguna banda de turcos, y pareciendo que se les puede dar alguna buena mano o encamiçada, y hazer buena presa de ellos ó de sus haziendas y ganados, podrá permitir el dicho maestre de campo que para tal caso puedan SALIR hasta myil hombres».
Barbarroja se arma
Sin embargo, y mientras los españoles ultimaban los pormenores del gobierno de Castelnuovo, los turcos preparaban sus sables para cobrarse la venganza por la toma de una plaza que, hasta hacía unos meses, estaba en su poder. Así, el CALENDARIO marcaba el año 1.539 cuando el conocido pirata y almirante otomano Barbarroja recibió ÓRDENES de izar velas y partir con sus hombres hacia Montenegro.

«La resolución de Solimán de RECUPERAR Castelnuovo como testimonio de su predominio en el Archipiélago Jónico, tuvo inmediata ejecución al comenzar la primavera de 1.539. Barbarroja reunió 200 velas, 150 galeras reales, bien armadas y provistas, y 70 galeotas, fustas y bergantines. Las fuerzas (que reunió) fueron 10.000 turcos y 4.000 jenízaros en la armada, y 30.000 hombres, con la caballería correspondiente», destaca el experto en su texto. Tan sólo unos meses después, las primeras naves se divisaron desde la fortaleza de Castelnuovo.

Barbarroja ofreció una rendición honrosa a los hombres de los tercios
La suerte estaba echada para los hombres de Sarmiento quienes, sitiados y sin posibilidad de recibir refuerzos, iniciaron los preparativos para defenderse de aquel gran ejército que llamaba a sus puertas. De esta forma, sin nada más en su zurrón que la firme determinación de resistir lo suficiente como para llevarse al máximo número de enemigos a la tumba, los soldados de los tercios afilaron sus armas y limpiaron sus arcabuces dispuestos a LIBRAR su última contienda.
Las huestes de Barbarroja pisaron tierra a mediados de julio, aunque en escasa cantidad. Concretamente, desembarcaron unos pocos cientos de turcos con ÓRDENES de reconocer el terreno. Sin embargo, los enemigos no llegaron a terminar su misión pues, haciendo acopio de toda su veteranía, los españoles les devolvieron al mar a base de pica, daga y arcabuz. La primera ofensiva se tradujo así en victoria para los tercios.

Pero la situación cambió rápidamente a los pocos días CUANDOBarbarroja ORDENÓ bajar de los buques a sus más de 50.000 hombres. Ante la visión de un ejército de tales dimensiones, los españoles decidieron retirarse de los alrededores y establecerse en la fortaleza de Castelnuovo. Serían derrotados, pero venderían caro el resultado de la batalla. Por su parte, los otomanos dispusieron varias piezas de artillería en las colinas cercanas al castillo e iniciaron un bombardeo constante contra los hombres de Sarmiento los cuales, según Laiglesia, recibieron desde entonces varios centenares de balas de unas 100 LIBRAS (aproximadamente 45 Kg.).

Castelnuovo, la heroica resistencia de un tercio español ante miles de otomanos
Grabado de época de Castelnuevo en el siglo XVI, actual Herceg NOVI (Montenegro)
A lo largo de varias jornadas, los hombres de Sarmiento demostraron su habilidad empuñando armas, pues resistieron, tajo aquí, sablazo allá, todos los intentos otomanos de hacerse con la fortaleza. Por ello, Barbarroja decidió ofrecer una SALIDA honrosa los soldados de los Tercios al considerar que habían combatido con un valor que quedaría rubricado en las páginas de la Historia.

«El Berlebey de la romería, capitán del ejército, escribió a Sarmiento pidiéndole que se rindiese y dejase la tierra a su señor, quien le daría naves para pasar a Apulia con todo lo suyo y sin ningún daño», determina Laiglesia en su obra. En cambio, parece que la OFERTAno gustó demasiado en la pequeña e irreductible fortaleza, pues Sarmiento, tras reunirse con sus capitanes, envió a un emisario con el siguiente mensaje para Barbarroja: «Quel no se pensaba rendir por cosa alguna; antes pensaba morir con toda la gente defiendo la tierra».

El contenido de la respuesta de Sarmiento se ha ido diluyendo a lo largo de los años pues, a su vez, existe otra versión de la conversación apoyada por escritores y expertos como la que recogen Fernando Martínez Laínez y José María Sánchez de Toca en el LIBRO«Tercios de España. La infantería legendaria»: «Los turcos ofrecieron a la guarnición una rendición honrosa, pero los sitiados les desafiaron a “venir CUANDO quisiesen”». Sea como fuere, lo único cierto es que aquellos soldados le dieron al pirata con el portalón en sus narices turcas.

La meteorología, en contra
Poco más tuvo que decir Barbarroja, y es que, ante la negativa de rendición, ya sólo esperaba la muerte al tercio de Sarmiento. En los días siguientes se acrecentaron las escaramuzas ENTRE los turcos y los españoles -condenados pero todavía vivos, coleando, y con capacidad para atizar más de un arcabuzazo a sus asaltantes-.

De hecho, bien demostraron los defensores su habilidad en las pequeñas contiendas posteriores pues provocaron cientos de víctimas en el ejército otomano. Tan graves fueron los reveses, que el líder enemigo prohibió combatir cara a cara contra los cristianos hasta nueva ORDEN. Y es que Barbarroja sabía que, si tenía paciencia, su poderosa artillería acabaría minando la moral y las vidas de los de Sarmiento.

Así pues, los turcos se limitaron, en el comienzo de comienzos de agosto, a AHORRAR fuerzas y lanzar toda la munición posible sobre el castillo. A su vez, y como las desgracias siempre vienen acompañadas de sus ídem, la meteorología se puso en contra de los españoles al cargar contra ellos con el peor enemigo de la pólvora: la lluvia. ESTA, convirtió los letales arcabuces en herramientas casi inservibles.

A sabiendas de la situación en la que se encontraban ya los de Sarmiento, Barbarroja ORDENÓ, en la mañana del 7 de agosto, atacar la fortaleza y a sus últimos 600 defensores. Aquellos hombres eran lo único que quedaba de esos 2.500 valerosos españoles que, a miles de kilómetros de España, estaban dando sus vidas por un país que los había abandonado.

Hasta la muerte
En aquel asalto final, los restos del tercio resistieron espada y pica en mano hasta la extenuación. Sin embargo, la superioridad numérica terminó abrumando a los defensores y les obligó a retroceder y abandonar las defensas de las almenas. Pero lo peor estaba aún por llegar pues, durante un combate frenético, el líder que había mantenido con vida las esperanzas españolas -Sarmiento- fue herido en una de sus piernas primero y, posteriormente, asesinado por los turcos.

Ya sin expectativas, los capitanes y soldados españoles restantes fueron cayendo uno tras otro, siempre con sus armas en la mano, frente a una ingente cantidad de enemigos. Finalmente, la crónica de aquella matanza ANUNCIADA había tocado a su fin. Los que no fueron asesinados fueron condenados a galeras.

Una vez terminada la contienda, con los soldados de Barbarroja recuperando aún el resuello, los turcos tuvieron que llevar a cabo la desagradable tarea de detallar las bajas sufridas. Los NÚMEROS, como no podía ser de otra forma, les dejaron perplejos, pues contaron entre 12.000 y 20.000 muertos.

Habían acabado con un tercio español, pero también habían iniciado una leyenda que ha llegado hasta nuestros días. «La gesta impresionó a toda Europa y el hecho heroico fue cantado por muchos poetas de aquel TIEMPO, aunque hoy día pocos españoles (amnésicos de su propia historia) lo recuerden», determinan, por su PARTE,
Defiendo a quien me defiende.
jfbvillafranca
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Re: Historia de España.

Mensaje por jfbvillafranca »

IMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMPPPPPPPRRRRREEEEEEESSSSSSSSIIIIIIIIIIOOOOOONNNNNNAAAAANTE Muchas gracias por ponernos estas historias, con las cuales nuestros antepasados demostraron al mundo los c,,,,,nes que tenia, ´´´´´´ igualito que ahora SALUDOS
PIONIER
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Re: Historia de España.

Mensaje por PIONIER »

Al fin echaremos de menos a esos antepasados cuando de nuevo debamos enfrentarnos a los moros. Que sin duda lo tendremos que hacer.
Defiendo a quien me defiende.
Consaburense
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Re: Historia de España.

Mensaje por Consaburense »

Pioner, al final si llega los volveremos a echar igual que echaron a los romanos, a los moros o a los franceses

hoy ha empezado "Alatriste" en tele5, la serie
"Que me quiten lo pinchao!!!"

Amador Rivas,
Consaburense
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Re: Historia de España.

Mensaje por Consaburense »

La batalla que revolucionó la Historia
La batalla de Ceriñola sin duda cambió la historia, y es que, si hasta ese momento la fuerza de los ejércitos se medía en base a la cantidad de caballería pesada de la que disponía, tras esta lid la mentalidad militar evolucionó y comenzó a primar la infantería.

La batalla se desarrolló en un diminuto punto de la Apulia italiana situado en lo alto de una colina cubierta de viñedos y olivos. En ella, las tropas del «Gran Capitán» se defendieron de los atacantes franceses, tras verse obligados a retirarse en varios enfrentamientos.

Obligó a los caballeros a llevar infantes en la grupa de sus monturas
De hecho, el «Gran Capitán» demostró antes de la batalla su mentalidad innovadora y revolucionara. Y es que, para llegar a la ciudad Ceriñola y poder preparar las defensas concienzudamente antes del ataque de los franceses, Gonzalo forzó a sus caballeros a hacer algo nunca antes visto y que suponía una afrenta a su honor.
«El Gran Capitán obligó a los caballeros de su ejército a llevar infantería en la grupa de sus monturas en la marcha hacia Ceriñola, por terreno arenoso y próximo a la costa, lo que hacía muy fatigosa la marcha. Eso era algo que no se hacía nunca, pero mejoró la movilidad y la moral de la tropa y le permitió ganar tiempo. Fue una muestra más de su ingenio táctico», explica el experto.

Este acto hizo que los españoles ganaran tiempo y les permitió preparar las defensas de la ciudad, que consistieron en cavar un foso y una pared de tierra alrededor de Ceriñola, lo que les permitía aprovechar la situación elevada del enclave. Además, el «Gran Capitán» pudo establecer una estrategia que más tarde sería reconocida como un preludio de la guerra moderna.

Una reforma militar
Los franceses no se hicieron esperar y, a los pocos días, su comandante, Luis de Armagnac, dejó ver a sus tropas. «Por el lado francés, aunque varió según avanzaba la guerra, se contaban unos 1.000 hombres de armas (caballeros con armadura), 2.000 jinetes ligeros, 6.000 infantes, 2.000 piqueros suizos y 26 cañones». Por el contrario, Gonzalo tenía a sus órdenes un ejército formado principalmente por infantería: «Del lado español había solo 600 hombres de armas, 5.000 infantes y 18 cañones, más un refuerzo de 2.000 mercenarios alemanes», señala Laínez.

«En esta batalla las fuerzas estaban bastante equilibradas en cuanto a números, pero los franceses tenían mucha superioridad en caballería pesada y su artillería doblaba a la española. Por el contrario, los españoles contaban con un mayor número de arcabuceros, una fuerza que se revelaría decisiva», explica el escritor.

«Gran Capitán», el terror de los franceses en la batalla que cambió la Historia de España
Recreación de la batalla de Ceriñola (1503)
Para detener la fuerza arrolladora de la caballería francesa se planteó una estrategia novedosa: situar las tropas de disparo delante de las defensas. «El Gran Capitán colocó en primera línea a los arcabuceros y espingarderos (hombres armados con una escopeta de chispa muy larga), detrás a la infantería alemana y española, y más retrasada a la caballería. Él se situó en el centro del dispositivo y revisó con detalle el despliegue de toda la tropa».

Todo quedó preparado para un duro combate. Pero, antes siquiera de desenvainar una espada, el «Gran Capitán» volvió a demostrar su arrojo. Concretamente, Gonzalo se quitó el casco en los momentos previos a la batalla y, cuando uno de sus capitanes le preguntó la causa, él contestó: «Los que mandan ejército en un día como hoy no debe ocultar el rostro».

Comienza la batalla
La batalla se inició con la caballería francesa cargando orgullosa contra las tropas españolas. Hasta ese momento, una de las cosas más terribles que podía ver un enemigo de Francia era a los majestuosos jinetes en marcha con las armas en ristre. Sin embargo, fueron recibidos con una salva de fuego que hizo caer a un gran número de soldados.

«La batalla apenas duró una hora y fue una victoria total»
«Cuando se inició el fuego, las balas de los arcabuceros españoles hicieron estragos en la caballería pesada francesa, impedida de avanzar ante el foso erizado de estacas y pinchos», explica el autor. Al no poder avanzar, los jinetes, desesperados, trataron al galope de encontrar alguna fisura en las defensas del «Gran Capitán», pero su intentó fue en vano y costó la vida a Luis de Armagnac, alcanzado por varios disparos.
Tras la derrota de la caballería pesada, la infantería francesa se dispuso a avanzar, pero sufrió grandes bajas debido al fuego español. Además, justo antes de que los soldados alcanzaran la primera línea de arcabuceros y acabaran con ellos, el «Gran Capitán» ordenó retirarse a estas tropas de disparo para evitar bajas.

Después de esta estratagema, el «Gran Capitán» cargó con todos sus infantes contra las diezmadas tropas del fallecido Armagnac que, ahora, no tenían objetivos contra los que luchar al haberse retirado los arcabuceros españoles. Sin apenas dificultad, las unidades de Gonzalo dieron buena cuenta de los restos del ejército francés.

Se adelantó a Napoleón en cuatro siglos
Ni siquiera la caballería ligera francesa pudo ayudar a sus compañeros, pues fueron arrollados por los jinetes españoles. «La batalla apenas duró una hora y fue una victoria total. Además, quedó como un ejemplo de arte táctico, y de la importancia de la fortificación y elección del terreno para el buen resultado de cualquier combate», destaca Laínez.

Otro escritor, Juan Granados, autor de la novela histórica «El Gran Capitán» (Ed. Edhasa) explica que «esencialmente demostró que en adelante las batallas se ganarían con la infantería. Utilizando para ello compañías formadas por soldados distribuidos en tercios, es decir, en tres partes: arcabuceros, rodeleros —soldados con armadura muy ligera armados de espada y rodela, el típico escudo circular de origen musulmán— y piqueros, generalmente lasquenetes alemanes, enemigos acérrimos de los cuadros mercenarios suizos que solía emplear Francia. Se adelantó cuatro siglos a Napoleón, huyendo de la guerra frontal yutilizando las tácticas envolventes y las marchas forzadas de infantería».

«Triunfador absoluto, desempeñó funciones de virrey en Nápoles»
A finales de 1503 españoles y franceses volverían a medir sus fuerzas en el río Garellano -que por cierto da nombre a uno de los regimientos del Ejército con más solera y cuya sede se encuentra en Vizacaya- donde el «Gran Capitán» dio cuenta de las huestes del marqués de Saluzzo. «El sur de Italia quedó durante más de dos siglos en poder de España. El Gran Capitán, triunfador absoluto de estas guerras, desempeñó funciones de virrey en Nápoles, donde fue querido y respetado, pero pronto las envidias y maledicencias cortesanas empezaron a actuar en su contra», señala Laínez.

Pero parece que España no podía soportar a los héroes, pues Gonzalo terminaría siendo relevado de su puesto. El escritor Juan Granados sentencia: «Tal era la popularidad de Gonzalo de Córdoba entre sus hombres, que llegaron a desear proclamarle rey de Nápoles. Algo que él nunca deseó, se hubiese conformado con ser comendador de su querida orden de Santiago. Pero Fernando el Católico era suspicaz, desconfiaba de tanto éxito, el mismo rey de Francia, a quien había derrotado, le había ofrecido el generalato de su ejército. Por otra parte, sí es cierto que Gonzalo era descuidado en sus informes a su rey, tardaba en escribirle, pero nunca había pensado en suplantarle».

El monarca pidió entonces al «Gran Capitán» un registro de gastos para asegurarse de que no había malgastado fondos reales. Fernando el Católico le reclamó claridad en las cuentas de sus gastos militares en Nápoles, algo que Fernández de Córdoba consideró humillante. Como respuesta a lo que Gonzalo consideraba una gran ofensa personal, el entonces virrey dirigió a la monarquía un memorial conocido como las «Cuentas del Gran Capitán».

Unas cuentas curiosas
Irónicamente las cuentas incluían en el capítulo de gastos cantidades tales como: Doscientos mil setecientos treinta y seis ducados y nueve reales en frailes, monjas y pobres para que rogasen a Dios por la prosperidad de las armas españolas. Cien millones en picos, palas y azadones. Diez mil ducados en guantes perfumados para preservar a las tropas del mal olor de los cadáveres enemigos, cincuenta mil ducados en aguardiente para las tropas un día de combate, ciento setenta mil ducados en renovar campanas destruidas por el uso de repicar cada día por las victorias conseguidas... y lo mejor: «Cien millones por mi paciencia en escuchar ayer que el rey pedía cuentas al que le ha regalado un reino».

Esto no debió de sentar muy bien al monarca que, a sabiendas de lo que «Gran Capitán» representaba prefirió evitar el enfrentamiento directo con él, pero no perdonó la ofensa. «El monarca decidió alejar a Gonzalo de Nápoles. A partir de entonces el Gran Captán tuvo que adaptarse a una vida más sedentaria en sus posesiones de España. Es el destino de casi todos los héroes, una vez que han cumplido con su cometido en la guerra y llega la paz», finaliza Martínez Laínez. Sin embargo, lo que sí dejó este guerrero fue una reforma militar que duraría siglos.

La reforma militar
La herencia del «Gran Capitán» revolucionó la forma de combatir a nivel mundial hasta la llegada de las armas de destrucción masiva. Entr otros elementos destacables se sitúan la formación de la tropa en compañías (que luego serían la unidad fundamental de los tercios) al mando de un capitán, y el experto manejo de las armas de fuego individuales del combatiente de a pie, señala Martínez Laínez.

«Gran Capitán», el terror de los franceses en la batalla que cambió la Historia de España
Estatua del «Gran Capitán» en la cordobesa plaza de las Tendillas
Por otro lado, el Ejército cambió su mentalidad y comenzó a formar nuevos soldados que, además de pelear, tuvieran la capacidad de entrenarse por sí solos, hacer trabajos de fortificación y ponerse a punto con marchas y ejercicios constantes. «Este método es una herencia de las antiguas legiones romanas y creó un soldado que poco después hizo de los tercios una maquinaria invencible en toda Europa», destaca Laínez.
Además, el «Gran Capitán» creó también un nuevo tipo de unidad, la coronelía. Es el antecedente más inmediato de los tercios. Tenía unos 6.000 hombres y era capaz de combatir en cualquier terreno. Otra de sus innovaciones fue armar con espadas cortas, rodelas y jabalinas a una parte de los soldados. «La finalidad era que se introdujeran entre las formaciones compactas enemigas, causando en ellas terribles destrozos», sentencia el escritor.

Enseñanzas que fueron adquiridas por el «Gran Capitán» en la guerra de guerrillas que supuso la reconquista de Granada, con unos Reyes Católicos que depositaron en los hombros del «Gran Capitán» sus primeros pasos militares de una nueva nación en aquella vieja Europa llamada España.
"Que me quiten lo pinchao!!!"

Amador Rivas,
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