Como afecta al campo el Estado de Alarma?
Re: Como afecta al campo el Estado de Alarma?
o como la alcaldesa socialista de Navalmoral de la Mata aque publica un bando en el qeu prohibe ir a la gente de los pueblos de cerca que no tienen comercios, ir a Navalmoral a comprar comida.
En la carcel tenía que estar.
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- Deutzdx610
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Re: Como afecta al campo el Estado de Alarma?
Por mucho cambio de nick no puedes aguantarte y necesitas darte notoriedad.
Algo de derecho se, no digo que sea especialista y por suerte nunca me he interesado en ser abogado.
Me parece que demuestra mucho de ciertas personas que ante esta situación de gravedad y excepcionalidad estén intentando retorcer la legislación para defender lo indefendible, que unos cuantos imprudentes sin la más mínima solidaridad con sus compatriotas intenten seguir haciendo lo que ellos quieran, mientras la mayoría de la población intenta luchar contra el virus, bravo esto es lo que son ciertos “patriotas” y los que los defienden porque pagan bien claro.
La mayoría de la población está cumpliendo el confinamiento, sin problemas con las fuerzas y cuerpos de seguridad, para algo somos la mayoría de núcleos pequeños que nos conocemos todos o casi todos y que aplicando el sentido común no tienen ningún problema en desarrollar su actividad normal, no caprichos como los de los recursos.
Sigues muy desencaminado, al final según tus indagaciones tendré pluriempleo. Te gusta mucho encasillar y dar carnets.
Algo de derecho se, no digo que sea especialista y por suerte nunca me he interesado en ser abogado.
Me parece que demuestra mucho de ciertas personas que ante esta situación de gravedad y excepcionalidad estén intentando retorcer la legislación para defender lo indefendible, que unos cuantos imprudentes sin la más mínima solidaridad con sus compatriotas intenten seguir haciendo lo que ellos quieran, mientras la mayoría de la población intenta luchar contra el virus, bravo esto es lo que son ciertos “patriotas” y los que los defienden porque pagan bien claro.
La mayoría de la población está cumpliendo el confinamiento, sin problemas con las fuerzas y cuerpos de seguridad, para algo somos la mayoría de núcleos pequeños que nos conocemos todos o casi todos y que aplicando el sentido común no tienen ningún problema en desarrollar su actividad normal, no caprichos como los de los recursos.
Sigues muy desencaminado, al final según tus indagaciones tendré pluriempleo. Te gusta mucho encasillar y dar carnets.
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Re: Como afecta al campo el Estado de Alarma?
Un ejemplo: Ahora vas a comprar leche, y la encuentras, pero si se prohibe ir a ordeñar, dentro de dias ya no habrá leche en ningún sitio.
Y las naves ganaderas son poco foco de contagio, más es el camionero que tiene que recogerla y la central que tiene que procesarla y los que tienen que repartirla.
Si yo salgo en el coche y voy a la nave, me subo en el tractor y me voy a trabajar sin nadie a kilometros alrededor, no creo que contagie ni me contagien.
Pero andar tontoneando por ahí sin necesidad, es un riesgo.
Al lado de mi casa e hay unos albañiles que están arreglando una casa vieja en la que no vive nadie. Los albañiles son cuatro o cinco y no son del pueblo, vienen todos los dias no se de donde. ¿es tan importante arreglar ahora una casa que lleva deshabitada más de diez años?
Y las naves ganaderas son poco foco de contagio, más es el camionero que tiene que recogerla y la central que tiene que procesarla y los que tienen que repartirla.
Si yo salgo en el coche y voy a la nave, me subo en el tractor y me voy a trabajar sin nadie a kilometros alrededor, no creo que contagie ni me contagien.
Pero andar tontoneando por ahí sin necesidad, es un riesgo.
Al lado de mi casa e hay unos albañiles que están arreglando una casa vieja en la que no vive nadie. Los albañiles son cuatro o cinco y no son del pueblo, vienen todos los dias no se de donde. ¿es tan importante arreglar ahora una casa que lleva deshabitada más de diez años?
Re: Como afecta al campo el Estado de Alarma?
no tanto como a ti.Deutzdx610 escribió:
Sigues muy desencaminado, al final según tus indagaciones tendré pluriempleo. Te gusta mucho encasillar y dar carnets.
Yo indico realidades más allá del ovejismo socialista de cegar las mentes del pueblo para quitarles derechos para tapar su dictatorial directriz.
Tu eres el lacayo del socialismo dictatorial qeu quiere pintarnos de corrección lo que es un atropello en toda regla.
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Re: Como afecta al campo el Estado de Alarma?
Abuyaco escribió:Un ejemplo: Ahora vas a comprar leche, y la encuentras, pero si se prohibe ir a ordeñar, dentro de dias ya no habrá leche en ningún sitio.
Y las naves ganaderas son poco foco de contagio, más es el camionero que tiene que recogerla y la central que tiene que procesarla y los que tienen que repartirla.
Si yo salgo en el coche y voy a la nave, me subo en el tractor y me voy a trabajar sin nadie a kilometros alrededor, no creo que contagie ni me contagien.
Pero andar tontoneando por ahí sin necesidad, es un riesgo.
Al lado de mi casa e hay unos albañiles que están arreglando una casa vieja en la que no vive nadie. Los albañiles son cuatro o cinco y no son del pueblo, vienen todos los dias no se de donde. ¿es tan importante arreglar ahora una casa que lleva deshabitada más de diez años?
nadie ha prohibido ordeñar ni tampoco trabajar lo que hay que prohibir es resignarse de que estos socialistas nos exterminen.
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Re: Como afecta al campo el Estado de Alarma?
https://www.elespanol.com/espana/tribun ... 063_0.html
Una jueza abre diligencias al delegado del Gobierno en Madrid para investigar si permitir el 8M fue delito
La magistrada admite una denuncia de un particular por prevaricación y/o lesiones imprudentes.
25 marzo, 2020 14:43
Una jueza abre diligencias al delegado del Gobierno en Madrid para investigar si permitir el 8M fue delito
La magistrada admite una denuncia de un particular por prevaricación y/o lesiones imprudentes.
25 marzo, 2020 14:43
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Re: Como afecta al campo el Estado de Alarma?
Y si voy caminando hasta la entidad bancaria donde tengo que hacer unas gestiones. Sí, así doy un paseo. Voy bajando las escaleras, y cuando llego abajo, antes de salir del portal, leo un aviso de la comunidad de vecinos, aviso en el cual nos advierten de que han dado instrucciones al servicio de limpieza para que desinfecten adecuadamente los pomos de las puertas, los buzones de correos, la barandilla de la escalera…..
Llego a la calle, y nada más salir, el silencio, un silencio blanco.
Nadie va, nadie viene, y me cierro la cremallera de mi cazadora.
Es una sensación extraña, las calles están desiertas, ningún coche pasa por la Avenida. Todos los establecimientos están cerrados, el Tatoo, la asesoría fiscal y laboral, el bar Dobleuve, el supermercado. Me fijo, y el kiosko de prensa está abierto. Me cruzo con un empleado del servicio de limpieza municipal, que lleva puesta una mascarilla y unos guantes desechables. Un rato antes, estuve probándome la mascarilla, y aparte de que me sentía incómodo, se me empañaban las gafas, con lo cual decidí que la mascarilla no era para mí. Continúo caminando, y el bar La Esquina, está cerrado. Cruzo el paso de peatones, y me sumerjo en el parque La alameda. El lugar que todos los días está abarrotado de jubilados jugando o viendo jugar a la petanca, está acordonado, y un letrero reza sobre la prohibición de reunirse en todos los lugares del municipio. Decido recorrer el parque por el camino central, sombrío, silencioso, gracias al espeso arbolado. Paso por los columpios de los niños, por el tobogán, donde no hay ningún niño con su madre. Sigo mi camino y recuerdo lo que Pedrito nos dijo hace un mes escasamente: No lo toméis a broma, llega el fin del mundo, y se cumplirá lo escrito en el Apocalipsis. Sea como fuere, lo cierto es que es descorazonador ver las calles vacías, los parques vacíos, acaso una bandada de pájaros revolotea en ellos. Continúo mi camino y al abandonar el parque cruzo el paso de peatones, y observo como pasa por la rotonda un todoterreno enorme de Protección civil que lleva un remolque en el que un tanque y una bomba conectada a una manguera, que utilizan para desinfectar con lejía diluida en agua las calles, las avenidad, las plazas, en definitiva, el suelo que pisamos.
Llego a la entidad bancaria en cuestión. Veo que la puerta está cerrada y leo el aviso a los clientes. Reza que sólo puede pasar un cliente por empleado, y que los demás deben permanecer en el exterior respetando la distancia de seguridad. Para poder acceder hay llamar al timbre, al portero automático, y decir quién eres, y a qué vienes. Me abren la puerta a distancia, y cierro la puesta tras de mí. Realizo la gestión observando que los empleados llevan guantes pero no mascarilla. Difícilmente se puede hablar con la mascarilla puesta. Me alivia no ser el único que no lleva la incómoda mascarilla. Han colocado una mesita a dos metros de la gran mesa de cada empleado. En la mesita está el aparato para firmar las operaciones, y hay una silla para sentarse manteniendo una buena distancia de seguridad.
Me atiende una mujer a la que no conocía, que se muestra educada, servicial, y que me realiza la gestión rápidamente.
Hablamos vagamente del estado de alarma. Y nos despedimos deseándonos salud y suerte.
Salgo del banco y vuelvo a contemplar las cafeterías cerradas, las tiendas de los soportales candadas, con la persiana verja bajada.
Paso por mi asesoría fiscal y laboral, y pienso en cómo lo estará llevando Luis. Alcanzo la puerta automática de cristal de la carnicería. Es una gran carnicería, en la que hay que coger número, y suele haber cuatro o cinco personas atendiendo a los clientes. Sin embargo al acceder me doy cuenta que no es un día normal, que no hay cola ni en los mostradores, ni en la zona de pagar al salir. Como me tenían preparado el pedido, lo recojo y pago mientras saludo a Tinín, que está hablando por teléfono.
Me pregunta que cómo estamos todos y cómo lo llevamos.
Le respondí que a ver si todo esto acaba pronto.
Así estamos, confinados en nuestras viviendas, mientras casi todo está parado, mientras la economía de todos se resiente, mientras caen las bolsas, mientras baja el barril de petróleo, mientras las empresas hacen ajuste temporal de plantilla…..
Salud y suerte para todos.
Llego a la calle, y nada más salir, el silencio, un silencio blanco.
Nadie va, nadie viene, y me cierro la cremallera de mi cazadora.
Es una sensación extraña, las calles están desiertas, ningún coche pasa por la Avenida. Todos los establecimientos están cerrados, el Tatoo, la asesoría fiscal y laboral, el bar Dobleuve, el supermercado. Me fijo, y el kiosko de prensa está abierto. Me cruzo con un empleado del servicio de limpieza municipal, que lleva puesta una mascarilla y unos guantes desechables. Un rato antes, estuve probándome la mascarilla, y aparte de que me sentía incómodo, se me empañaban las gafas, con lo cual decidí que la mascarilla no era para mí. Continúo caminando, y el bar La Esquina, está cerrado. Cruzo el paso de peatones, y me sumerjo en el parque La alameda. El lugar que todos los días está abarrotado de jubilados jugando o viendo jugar a la petanca, está acordonado, y un letrero reza sobre la prohibición de reunirse en todos los lugares del municipio. Decido recorrer el parque por el camino central, sombrío, silencioso, gracias al espeso arbolado. Paso por los columpios de los niños, por el tobogán, donde no hay ningún niño con su madre. Sigo mi camino y recuerdo lo que Pedrito nos dijo hace un mes escasamente: No lo toméis a broma, llega el fin del mundo, y se cumplirá lo escrito en el Apocalipsis. Sea como fuere, lo cierto es que es descorazonador ver las calles vacías, los parques vacíos, acaso una bandada de pájaros revolotea en ellos. Continúo mi camino y al abandonar el parque cruzo el paso de peatones, y observo como pasa por la rotonda un todoterreno enorme de Protección civil que lleva un remolque en el que un tanque y una bomba conectada a una manguera, que utilizan para desinfectar con lejía diluida en agua las calles, las avenidad, las plazas, en definitiva, el suelo que pisamos.
Llego a la entidad bancaria en cuestión. Veo que la puerta está cerrada y leo el aviso a los clientes. Reza que sólo puede pasar un cliente por empleado, y que los demás deben permanecer en el exterior respetando la distancia de seguridad. Para poder acceder hay llamar al timbre, al portero automático, y decir quién eres, y a qué vienes. Me abren la puerta a distancia, y cierro la puesta tras de mí. Realizo la gestión observando que los empleados llevan guantes pero no mascarilla. Difícilmente se puede hablar con la mascarilla puesta. Me alivia no ser el único que no lleva la incómoda mascarilla. Han colocado una mesita a dos metros de la gran mesa de cada empleado. En la mesita está el aparato para firmar las operaciones, y hay una silla para sentarse manteniendo una buena distancia de seguridad.
Me atiende una mujer a la que no conocía, que se muestra educada, servicial, y que me realiza la gestión rápidamente.
Hablamos vagamente del estado de alarma. Y nos despedimos deseándonos salud y suerte.
Salgo del banco y vuelvo a contemplar las cafeterías cerradas, las tiendas de los soportales candadas, con la persiana verja bajada.
Paso por mi asesoría fiscal y laboral, y pienso en cómo lo estará llevando Luis. Alcanzo la puerta automática de cristal de la carnicería. Es una gran carnicería, en la que hay que coger número, y suele haber cuatro o cinco personas atendiendo a los clientes. Sin embargo al acceder me doy cuenta que no es un día normal, que no hay cola ni en los mostradores, ni en la zona de pagar al salir. Como me tenían preparado el pedido, lo recojo y pago mientras saludo a Tinín, que está hablando por teléfono.
Me pregunta que cómo estamos todos y cómo lo llevamos.
Le respondí que a ver si todo esto acaba pronto.
Así estamos, confinados en nuestras viviendas, mientras casi todo está parado, mientras la economía de todos se resiente, mientras caen las bolsas, mientras baja el barril de petróleo, mientras las empresas hacen ajuste temporal de plantilla…..
Salud y suerte para todos.
"No pasa nada por hacerse unas pajillas" --José Antonio Fuertes Martín.
Re: Como afecta al campo el Estado de Alarma?
Voy a poner un ejemplo real. Lleve la cosechadora al taller que se encarga de repararla. Hasta hay bien con tiempo de todo lo que iba a venir. Hasta hay bien. Llega las restricciones y cierran muchas empresas no esenciales.. los talleres si son esenciales pues como todos sabemos sin ellos no funcionaría gran cosa.
Hasta hay bien. Doi gracias a los camioneros que ponen medios para desplazar mercancías esenciales para la reposición y arreglo de las máquinas.
Yo en ningún caso he salido a ver al taller y eso que me miro de ganas para ver como va la reparación. Pero para eso esta la coherencia de los aptos y ser respetuosos por todos. No pinto nada presentándome en el taller.. esta cerrado al público y sobre todo a las personas ajenas a la obra.
Ahora entiendo en los torneos las vallas. Todos nos gusta ver como trabajan.
Vengo a decir que dejemos que trabajen y respetemos a todos.
Hasta hay bien. Doi gracias a los camioneros que ponen medios para desplazar mercancías esenciales para la reposición y arreglo de las máquinas.
Yo en ningún caso he salido a ver al taller y eso que me miro de ganas para ver como va la reparación. Pero para eso esta la coherencia de los aptos y ser respetuosos por todos. No pinto nada presentándome en el taller.. esta cerrado al público y sobre todo a las personas ajenas a la obra.
Ahora entiendo en los torneos las vallas. Todos nos gusta ver como trabajan.
Vengo a decir que dejemos que trabajen y respetemos a todos.
Re: Como afecta al campo el Estado de Alarma?
FAV me ha gustado tu estilo.
un saludo
un saludo
Re: Como afecta al campo el Estado de Alarma?
Un saludo Curroi.
Me alegra que te guste.
Gracias.
Me alegra que te guste.
Gracias.
"No pasa nada por hacerse unas pajillas" --José Antonio Fuertes Martín.
Re: Como afecta al campo el Estado de Alarma?
^[Texto editado]*
¿Y si voy caminando hasta la entidad bancaria donde tengo que hacer unas gestiones? Sí, así doy un paseo. Voy bajando las escaleras, y cuando llego abajo, antes de salir del portal, leo un aviso de la comunidad de vecinos, aviso en el que nos advierten de que han dado instrucciones al servicio de limpieza para que desinfecten adecuadamente los pomos de las puertas, los buzones de correos, la barandilla de la escalera…..
Llego a la calle, y nada más salir, el silencio, un silencio blanco.
Nadie va, nadie viene, y me cierro la cremallera de mi cazadora.
Es una sensación extraña, las calles están desiertas, ningún coche pasa por la Avenida. Todos los establecimientos están cerrados, el Tatoo, la asesoría fiscal y laboral, el bar Dobleuve, el supermercado. Me fijo, y el kiosko de prensa está abierto. Me cruzo con un empleado del servicio de limpieza municipal, que lleva puesta una mascarilla y unos guantes desechables. Un rato antes, estuve probándome la mascarilla, y aparte de que me sentía incómodo, se me empañaban las gafas, con lo cual decidí que la mascarilla no era para mí. Continúo caminando, y el bar La Esquina, está cerrado. Cruzo el paso de peatones, y me sumerjo en el parque La alameda. El lugar que todos los días está abarrotado de jubilados jugando, o viendo jugar a la petanca, está acordonado, y un letrero reza sobre la prohibición de reunirse en todos los lugares del municipio. Decido recorrer el parque por el camino central, sombrío, silencioso, gracias al espeso arbolado. Paso por los columpios de los niños, por el tobogán, donde no hay ningún niño con su madre. Sigo mi camino y recuerdo lo que Pedrito nos dijo hace un mes escasamente: No lo toméis a broma, llega el fin del mundo, y se cumplirá lo escrito en el Apocalipsis. Sea como fuere, lo cierto es que es descorazonador ver las calles vacías, los parques vacíos, acaso una bandada de pájaros revolotea en ellos. Continúo mi camino y al abandonar el parque cruzo el paso de peatones, y observo como pasa por la rotonda un todoterreno enorme de Protección civil que lleva un remolque en el que un tanque y una bomba conectada a una manguera, sirve para desinfectar con lejía diluida en agua las calles, las avenidas, las plazas, en definitiva, el suelo que pisamos.
Llego a la entidad bancaria en cuestión. Veo que la puerta está cerrada y leo el aviso a los clientes. Reza que sólo puede pasar un cliente por empleado, y que los demás deben permanecer en el exterior respetando la distancia de seguridad. Para poder acceder hay que llamar al timbre, al portero automático, y decir quién eres, y a qué vienes. Me abren la puerta a distancia, y cierro la puerta tras de mí. Realizo la gestión observando que los empleados llevan guantes pero no mascarilla. Difícilmente se puede hablar con la mascarilla puesta. Me alivia no ser el único que no lleva la incómoda mascarilla. Han colocado una mesita a dos metros de la gran mesa de cada empleado. En la mesita está el aparato para firmar las operaciones, y hay una silla para sentarse manteniendo una buena distancia de seguridad.
Me atiende una mujer a la que no conocía, que se muestra educada, servicial, y que me realiza la gestión rápidamente.
Hablamos vagamente del estado de alarma. Y nos despedimos deseándonos salud y suerte.
Salgo del banco y vuelvo a contemplar las cafeterías cerradas, las tiendas de los soportales candadas, con la persiana verja bajada.
Paso por mi asesoría fiscal y laboral, y pienso en cómo lo estará llevando Luis. Alcanzo la puerta automática de cristal de la carnicería. Es una gran carnicería, en la que hay que coger número, y suele haber cuatro o cinco personas atendiendo a los clientes. Sin embargo al acceder me doy cuenta que no es un día normal, que no hay cola ni en los mostradores, ni en la zona de pagar al salir. Como me tenían preparado el pedido, lo recojo y pago mientras saludo a Tinín, que está hablando por teléfono.
Me pregunta que cómo estamos todos y cómo lo llevamos.
Le respondí que a ver si todo esto acaba pronto.
Así estamos, confinados en nuestras viviendas, mientras casi todo está parado, mientras la economía de todos se resiente, mientras caen las bolsas, mientras baja el barril de petróleo, mientras las empresas hacen ajuste temporal de plantilla…..
Salud y suerte para todos.
¿Y si voy caminando hasta la entidad bancaria donde tengo que hacer unas gestiones? Sí, así doy un paseo. Voy bajando las escaleras, y cuando llego abajo, antes de salir del portal, leo un aviso de la comunidad de vecinos, aviso en el que nos advierten de que han dado instrucciones al servicio de limpieza para que desinfecten adecuadamente los pomos de las puertas, los buzones de correos, la barandilla de la escalera…..
Llego a la calle, y nada más salir, el silencio, un silencio blanco.
Nadie va, nadie viene, y me cierro la cremallera de mi cazadora.
Es una sensación extraña, las calles están desiertas, ningún coche pasa por la Avenida. Todos los establecimientos están cerrados, el Tatoo, la asesoría fiscal y laboral, el bar Dobleuve, el supermercado. Me fijo, y el kiosko de prensa está abierto. Me cruzo con un empleado del servicio de limpieza municipal, que lleva puesta una mascarilla y unos guantes desechables. Un rato antes, estuve probándome la mascarilla, y aparte de que me sentía incómodo, se me empañaban las gafas, con lo cual decidí que la mascarilla no era para mí. Continúo caminando, y el bar La Esquina, está cerrado. Cruzo el paso de peatones, y me sumerjo en el parque La alameda. El lugar que todos los días está abarrotado de jubilados jugando, o viendo jugar a la petanca, está acordonado, y un letrero reza sobre la prohibición de reunirse en todos los lugares del municipio. Decido recorrer el parque por el camino central, sombrío, silencioso, gracias al espeso arbolado. Paso por los columpios de los niños, por el tobogán, donde no hay ningún niño con su madre. Sigo mi camino y recuerdo lo que Pedrito nos dijo hace un mes escasamente: No lo toméis a broma, llega el fin del mundo, y se cumplirá lo escrito en el Apocalipsis. Sea como fuere, lo cierto es que es descorazonador ver las calles vacías, los parques vacíos, acaso una bandada de pájaros revolotea en ellos. Continúo mi camino y al abandonar el parque cruzo el paso de peatones, y observo como pasa por la rotonda un todoterreno enorme de Protección civil que lleva un remolque en el que un tanque y una bomba conectada a una manguera, sirve para desinfectar con lejía diluida en agua las calles, las avenidas, las plazas, en definitiva, el suelo que pisamos.
Llego a la entidad bancaria en cuestión. Veo que la puerta está cerrada y leo el aviso a los clientes. Reza que sólo puede pasar un cliente por empleado, y que los demás deben permanecer en el exterior respetando la distancia de seguridad. Para poder acceder hay que llamar al timbre, al portero automático, y decir quién eres, y a qué vienes. Me abren la puerta a distancia, y cierro la puerta tras de mí. Realizo la gestión observando que los empleados llevan guantes pero no mascarilla. Difícilmente se puede hablar con la mascarilla puesta. Me alivia no ser el único que no lleva la incómoda mascarilla. Han colocado una mesita a dos metros de la gran mesa de cada empleado. En la mesita está el aparato para firmar las operaciones, y hay una silla para sentarse manteniendo una buena distancia de seguridad.
Me atiende una mujer a la que no conocía, que se muestra educada, servicial, y que me realiza la gestión rápidamente.
Hablamos vagamente del estado de alarma. Y nos despedimos deseándonos salud y suerte.
Salgo del banco y vuelvo a contemplar las cafeterías cerradas, las tiendas de los soportales candadas, con la persiana verja bajada.
Paso por mi asesoría fiscal y laboral, y pienso en cómo lo estará llevando Luis. Alcanzo la puerta automática de cristal de la carnicería. Es una gran carnicería, en la que hay que coger número, y suele haber cuatro o cinco personas atendiendo a los clientes. Sin embargo al acceder me doy cuenta que no es un día normal, que no hay cola ni en los mostradores, ni en la zona de pagar al salir. Como me tenían preparado el pedido, lo recojo y pago mientras saludo a Tinín, que está hablando por teléfono.
Me pregunta que cómo estamos todos y cómo lo llevamos.
Le respondí que a ver si todo esto acaba pronto.
Así estamos, confinados en nuestras viviendas, mientras casi todo está parado, mientras la economía de todos se resiente, mientras caen las bolsas, mientras baja el barril de petróleo, mientras las empresas hacen ajuste temporal de plantilla…..
Salud y suerte para todos.
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Re: Como afecta al campo el Estado de Alarma?
estarás confinado tu, yo trabajo como siempre o más. A mi no me dirije la vida estos sociatas. Ni sus primos hermanos lo comunistas chinos. Primero nos infectan y luego se forran comprando acciones de empresas occidentales a mitad de precio y luego vendiendo mascarillitas y guantecitos a 5 veces su precio... y ellos ya están curados.... el tabaco mata a 55000 españolitos al año pero ni prohiben el tabaco ni prohiben cerrar los estancos..... os engañan como a Chinos.
.
Re: Como afecta al campo el Estado de Alarma?
pues serás tú....
yo intento trabajar lo mínimo posible, de verdad.
¿Que tú no tienes miedo al Covid-19?
Lo tendrás a otra cosa. miedo digo.
yo intento trabajar lo mínimo posible, de verdad.
¿Que tú no tienes miedo al Covid-19?
Lo tendrás a otra cosa. miedo digo.
"No pasa nada por hacerse unas pajillas" --José Antonio Fuertes Martín.
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Re: Como afecta al campo el Estado de Alarma?
El tabaco mata claro, pero a quien elige fumar .jd57a escribió:estarás confinado tu, yo trabajo como siempre o más. A mi no me dirije la vida estos sociatas. Ni sus primos hermanos lo comunistas chinos. Primero nos infectan y luego se forran comprando acciones de empresas occidentales a mitad de precio y luego vendiendo mascarillitas y guantecitos a 5 veces su precio... y ellos ya están curados.... el tabaco mata a 55000 españolitos al año pero ni prohiben el tabaco ni prohiben cerrar los estancos..... os engañan como a Chinos.
Los que han muerto de Coronavirus no lo han elegido .Hay que mirar por uno mismo pero también por los demás
Re: Como afecta al campo el Estado de Alarma?
los que tragan el humo de los que fuman tampoco, y los chinos si han elegido hacer negocios con el resto del mundo.Caterpillero escribió:]
El tabaco mata claro, pero a quien elige fumar .
Los que han muerto de Coronavirus no lo han elegido .Hay que mirar por uno mismo pero también por los demás
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Re: Como afecta al campo el Estado de Alarma?
Por eso se prohibió en los bares y centros de trabajo , la única cosa que hizo bien el zapatero , ilustre personaje también.
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Re: Como afecta al campo el Estado de Alarma?
ilustrisimo es verdad, pero este lo va a dejar, con la egbCaterpillero escribió:Por eso se prohibió en los bares y centros de trabajo , la única cosa que hizo bien el zapatero , ilustre personaje también.
Re: Como afecta al campo el Estado de Alarma?
Es sorprendente cómo la situación actual ha transformado por completo nuestra vida cotidiana. Tu relato detallado de una simple salida a la entidad bancaria refleja con claridad los cambios profundos que estamos experimentando debido a la pandemia.FAV816 escribió: ↑28 Mar 2020, 11:24 Y si voy caminando hasta la entidad bancaria donde tengo que hacer unas gestiones. Sí, así doy un paseo. Voy bajando las escaleras, y cuando llego abajo, antes de salir del portal, leo un aviso de la comunidad de vecinos, aviso en el cual nos advierten de que han dado instrucciones al servicio de limpieza para que desinfecten adecuadamente los pomos de las puertas, los buzones de correos, la barandilla de la escalera…..
Llego a la calle, y nada más salir, el silencio, un silencio blanco.
Nadie va, nadie viene, y me cierro la cremallera de mi cazadora.
Es una sensación extraña, las calles están desiertas, ningún coche pasa por la Avenida. Todos los establecimientos están cerrados, el Tatoo, la asesoría fiscal y laboral, el bar Dobleuve, el supermercado. Me fijo, y el kiosko de prensa está abierto. Me cruzo con un empleado del servicio de limpieza municipal, que lleva puesta una mascarilla y unos guantes desechables. Un rato antes, estuve probándome la mascarilla, y aparte de que me sentía incómodo, se me empañaban las gafas, con lo cual decidí que la mascarilla no era para mí. Continúo caminando, y el bar La Esquina, está cerrado. Cruzo el paso de peatones, y me sumerjo en el parque La alameda. El lugar que todos los días está abarrotado de jubilados jugando o viendo jugar a la petanca, está acordonado, y un letrero reza sobre la prohibición de reunirse en todos los lugares del municipio. Decido recorrer el parque por el camino central, sombrío, silencioso, gracias al espeso arbolado. Paso por los columpios de los niños, por el tobogán, donde no hay ningún niño con su madre. Sigo mi camino y recuerdo lo que Pedrito nos dijo hace un mes escasamente: No lo toméis a broma, llega el fin del mundo, y se cumplirá lo escrito en el Apocalipsis. Sea como fuere, lo cierto es que es descorazonador ver las calles vacías, los parques vacíos, acaso una bandada de pájaros revolotea en ellos. Continúo mi camino y al abandonar el parque cruzo el paso de peatones, y observo como pasa por la rotonda un todoterreno enorme de Protección civil que lleva un remolque en el que un tanque y una bomba conectada a una manguera, que utilizan para desinfectar con lejía diluida en agua las calles, las avenidad, las plazas, en definitiva, el suelo que pisamos.
Llego a la entidad bancaria en cuestión. Veo que la puerta está cerrada y leo el aviso a los clientes. Reza que sólo puede pasar un cliente por empleado, y que los demás deben permanecer en el exterior respetando la distancia de seguridad. Para poder acceder hay llamar al timbre, al portero automático, y decir quién eres, y a qué vienes. Me abren la puerta a distancia, y cierro la puesta tras de mí. Realizo la gestión observando que los empleados llevan guantes pero no mascarilla. Difícilmente se puede hablar con la mascarilla puesta. Me alivia no ser el único que no lleva la incómoda mascarilla. Han colocado una mesita a dos metros de la gran mesa de cada empleado. En la mesita está el aparato para firmar las operaciones, y hay una silla para sentarse manteniendo una buena distancia de seguridad.
Me atiende una mujer a la que no conocía, que se muestra educada, servicial, y que me realiza la gestión rápidamente.
Hablamos vagamente del estado de alarma. Y nos despedimos deseándonos salud y suerte.
Salgo del banco y vuelvo a contemplar las cafeterías cerradas, las tiendas de los soportales candadas, con la persiana verja bajada.
Paso por mi asesoría fiscal y laboral, y pienso en cómo lo estará llevando Luis. Alcanzo la puerta automática de cristal de la carnicería. Es una gran carnicería, en la que hay que coger número, y suele haber cuatro o cinco personas atendiendo a los clientes. Sin embargo al acceder me doy cuenta que no es un día normal, que no hay cola ni en los mostradores, ni en la zona de pagar al salir. Como me tenían preparado el pedido, lo recojo y pago mientras saludo a Tinín, que está hablando por teléfono.
Me pregunta que cómo estamos todos y cómo lo llevamos.
Le respondí que a ver si todo esto acaba pronto.
Así estamos, confinados en nuestras viviendas, mientras casi todo está parado, mientras la economía de todos se resiente, mientras caen las bolsas, mientras baja el barril de petróleo, mientras las empresas hacen ajuste temporal de plantilla…..
E incluso en tales condiciones encontré una salida. Empecé a jugar en casino argentina y estoy ganando buenas cantidades. Si bien muchos se quedaron sin ingresos, yo no sólo no los perdí sino que al contrario los aumenté.
Salud y suerte para todos.
Es verdad, las calles están extrañamente desiertas, los establecimientos cerrados y el silencio reina en lugares que solían estar llenos de vida. La incertidumbre y el temor se sienten en el aire, mientras nos adaptamos a una nueva forma de vivir y relacionarnos.
Es reconfortante ver cómo las autoridades y los negocios están tomando medidas para proteger la salud de todos. Desde la desinfección de espacios públicos hasta las precauciones en lugares como la entidad bancaria, cada acción cuenta para frenar la propagación del virus.
A pesar de todo, es importante mantener la esperanza y la solidaridad. Nos enfrentamos a un desafío sin precedentes, pero juntos podemos superarlo. Mantengámonos unidos, sigamos las recomendaciones de las autoridades y cuidemos de nosotros mismos y de los demás.
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Re: Como afecta al campo el Estado de Alarma?
La situación que describes es complicada y puede generar dificultades para los agricultores y aquellos que dependen de la venta de productos relacionados con la agricultura.
En cuanto a las tiendas de repuestos y recambios, fitosanitarios y semillas, es posible que se vean afectadas por las restricciones y cierres impuestos por las autoridades. En ese caso, es importante buscar alternativas para poder acceder a los productos necesarios para llevar a cabo las labores agrícolas.
En cuanto a las tiendas de repuestos y recambios, fitosanitarios y semillas, es posible que se vean afectadas por las restricciones y cierres impuestos por las autoridades. En ese caso, es importante buscar alternativas para poder acceder a los productos necesarios para llevar a cabo las labores agrícolas.