pincha la burbuja del turismo rural
Publicado: 28 Dic 2013, 17:13
GALICIA Turismo rural en horas bajas
El presidente de la asociación del sector en la Ribeira Sacra ha tenido que poner en venta su propio establecimiento
FRANCISCO ALBO
Monforte / La Voz 28 de diciembre de 2013 12:05
Carmen Martínez y Arturo Ruiz, ante su hospedaje rural, que sufre los efectos de la crisis. ROI FERNÁNDEZ
El turismo rural gallego no vive sus mejores horas. Un caso especialmente llamativo es el de Arturo Ruiz, que acaba de poner a la venta su establecimiento Casa da Cabaza, en el municipio lucense de O Incio. Ruiz es el presidente de Ribeira Sacra Rural, el organismo que aglutina a los negocios de turismo rural de la Ribeira Sacra lucense y la ourensana. Su mujer, Carmen Martínez, presidió antes la asociación Lugosur, una de las dos entidades empresariales que se fundieron para crear Ribeira Sacra Rural. El matrimonio decidió cerrar su establecimiento tras un año muy negativo en el que los beneficios han sido prácticamente nulos.
A la escasa afluencia de visitantes asociada a la crisis económica, explica Ruiz, se añade el hecho de que el edificio carga con una hipoteca bastante gravosa y de que el negocio se puso en marcha sin la ayuda de subvenciones públicas. «En estas circunstancias apenas se generan beneficios y el negocio se ha vuelto inviable», concluye.
Aunque no todos los establecimientos están en la misma situación, casos de cierre como el de la Casa da Cabaza pueden multiplicarse en poco tiempo, según advierte Cesáreo Pardal, presidente de la Federación Galega de Turismo Rural (Fegatur), que agrupa a todas las asociaciones gallegas del sector. «Hay bastantes negocios que están pasando muchos apuros y apenas pueden hacer frente a las hipotecas, a las cuotas de autónomos y a las subidas del IBI, que ahora es el doble o el triple del que había antes», explica. «Los que tienen el turismo rural como actividad secundaria resisten algo mejor, pero los que viven únicamente de esto están cada vez peor», agrega.
Malas perspectivas
El bajón que ha sufrido el turismo nacional a causa de la crisis lleva ya tiempo afectando al sector -señala Pardal-, pero el último año ha resultado particularmente pobre. «Y después de pasar un año malo viene otro año difícil, porque hasta Semana Santa no se espera un aumento significativo de las ocupaciones y la próxima cae en la segunda quincena de abril, con lo que nos esperan otros cuatro meses con una clientela mínima», pronostica.
El presidente de Fegatur considera que la crisis viene a acentuar una serie de problemas que arrastra desde hace tiempo el turismo rural gallego -en la comunidad hay unos setecientos negocios entre casas rurales, hoteles rústicos y casas vacacionales- y que siguen sin resolverse. Por un lado están un régimen fiscal y una normativa legal poco adaptados a las necesidades del sector. «Por poner un ejemplo, la Lei de Turismo de Galicia obliga a un hotel rústico a tener una recepción abierta durante 24 horas al día como los grandes hoteles, aunque son pequeños establecimientos de unas pocas habitaciones», indica Pardal.
Por otro lado, Fegatur denuncia el intrusismo que se registra en el sector y pide medidas para combatirlo. «En Internet se anuncian con la etiqueta de turismo rural decenas de casas de aldea que no están dadas de alta ni cuentan con los seguros y las garantías legales que deben tener los negocios de este tipo», apunta Pardal.
Más promoción
Los profesionales del sector creen además que las Administraciones deberían consensuar con las empresas una estrategia para promocionar fuera de Galicia este tipo de turismo. «Necesitamos más apoyo oficial para estar presentes en ferias turísticas especializadas de España y de otros países europeos, pero deben ser los empresarios quienes decidan cuáles son las ferias a las que conviene acudir», dice Pardal. A su juicio, intensificar la promoción es básico para atraer visitantes a lo largo del año y ayudar a desestacionalizar una actividad que sigue concentrándose sobre todo en la temporada de verano y algunos fines de semana.
El presidente de la asociación del sector en la Ribeira Sacra ha tenido que poner en venta su propio establecimiento
FRANCISCO ALBO
Monforte / La Voz 28 de diciembre de 2013 12:05
Carmen Martínez y Arturo Ruiz, ante su hospedaje rural, que sufre los efectos de la crisis. ROI FERNÁNDEZ
El turismo rural gallego no vive sus mejores horas. Un caso especialmente llamativo es el de Arturo Ruiz, que acaba de poner a la venta su establecimiento Casa da Cabaza, en el municipio lucense de O Incio. Ruiz es el presidente de Ribeira Sacra Rural, el organismo que aglutina a los negocios de turismo rural de la Ribeira Sacra lucense y la ourensana. Su mujer, Carmen Martínez, presidió antes la asociación Lugosur, una de las dos entidades empresariales que se fundieron para crear Ribeira Sacra Rural. El matrimonio decidió cerrar su establecimiento tras un año muy negativo en el que los beneficios han sido prácticamente nulos.
A la escasa afluencia de visitantes asociada a la crisis económica, explica Ruiz, se añade el hecho de que el edificio carga con una hipoteca bastante gravosa y de que el negocio se puso en marcha sin la ayuda de subvenciones públicas. «En estas circunstancias apenas se generan beneficios y el negocio se ha vuelto inviable», concluye.
Aunque no todos los establecimientos están en la misma situación, casos de cierre como el de la Casa da Cabaza pueden multiplicarse en poco tiempo, según advierte Cesáreo Pardal, presidente de la Federación Galega de Turismo Rural (Fegatur), que agrupa a todas las asociaciones gallegas del sector. «Hay bastantes negocios que están pasando muchos apuros y apenas pueden hacer frente a las hipotecas, a las cuotas de autónomos y a las subidas del IBI, que ahora es el doble o el triple del que había antes», explica. «Los que tienen el turismo rural como actividad secundaria resisten algo mejor, pero los que viven únicamente de esto están cada vez peor», agrega.
Malas perspectivas
El bajón que ha sufrido el turismo nacional a causa de la crisis lleva ya tiempo afectando al sector -señala Pardal-, pero el último año ha resultado particularmente pobre. «Y después de pasar un año malo viene otro año difícil, porque hasta Semana Santa no se espera un aumento significativo de las ocupaciones y la próxima cae en la segunda quincena de abril, con lo que nos esperan otros cuatro meses con una clientela mínima», pronostica.
El presidente de Fegatur considera que la crisis viene a acentuar una serie de problemas que arrastra desde hace tiempo el turismo rural gallego -en la comunidad hay unos setecientos negocios entre casas rurales, hoteles rústicos y casas vacacionales- y que siguen sin resolverse. Por un lado están un régimen fiscal y una normativa legal poco adaptados a las necesidades del sector. «Por poner un ejemplo, la Lei de Turismo de Galicia obliga a un hotel rústico a tener una recepción abierta durante 24 horas al día como los grandes hoteles, aunque son pequeños establecimientos de unas pocas habitaciones», indica Pardal.
Por otro lado, Fegatur denuncia el intrusismo que se registra en el sector y pide medidas para combatirlo. «En Internet se anuncian con la etiqueta de turismo rural decenas de casas de aldea que no están dadas de alta ni cuentan con los seguros y las garantías legales que deben tener los negocios de este tipo», apunta Pardal.
Más promoción
Los profesionales del sector creen además que las Administraciones deberían consensuar con las empresas una estrategia para promocionar fuera de Galicia este tipo de turismo. «Necesitamos más apoyo oficial para estar presentes en ferias turísticas especializadas de España y de otros países europeos, pero deben ser los empresarios quienes decidan cuáles son las ferias a las que conviene acudir», dice Pardal. A su juicio, intensificar la promoción es básico para atraer visitantes a lo largo del año y ayudar a desestacionalizar una actividad que sigue concentrándose sobre todo en la temporada de verano y algunos fines de semana.