Los micoherbicidas: camino de la desertización.
La verticilosis del olivar:
Una situación de emergencia.
Las micosis sistémicas han secado millones de árboles de todas las especies en los últimos años. Los olmos fueron los primeros en sufrir una de las más conocidas: la grafiosis. Este hongo parásito ha secado millones de árboles en los últimos 15-20 años sobretodo en las riberas de los ríos donde son muy necesarios para contener la tierra de las orillas y evitar la erosión.La micosis sistémica se presentó después en los olivos jóvenes que se plantaron en las décadas de los 80 y de los 90 en tierras donde antes había habido otros cultivos. Miles y miles de olivos se infestaron y se secaron o tienen una producción muy reducida.Cuando los ingenieros de los departamentos de sanidad vegetal del Estado español informaban de que la enfermedad era sólo un sarampión juvenil, la micosis saltó a los olivos centenarios produciendo estragos en muchos de ellos.En la actualidad, según datos oficiales, el 30% de los olivos están infestados, lo que significa que 71 millones de olivos se secarán tarde o temprano en España y, mientras tanto, tendrán una escasa producción al estar debilitados por el parásito.Pero varias decenas de otras especies vegetales también son victimas de hongos parásitos que viven, se reproducen y producen toxinas metabólicas en sus tejidos vasculares.Cuando los olivares de Andalucía se infestaron con esta enfermedad, la explicación que se dio fue que el olivo es una especie adaptada a los suelos áridos y pedregosos y por eso carece de defensas naturales para combatir a los hongos que viven en suelos húmedos y arcillosos. Pero cuando las micosis afectan a especies como el chopo que requiere de terrenos casi pantanosos, la explicación de la adaptación ya no vale. Quiere decir que si estas especies adaptadas a las condiciones del planeta durante millones de años carecen de defensas para combatir a estos microorganismos, puede que signifique que estos microorganismos son los recién llegados, bien de forma natural, bien de forma accidental o bien de forma provocada.
¿Pueden existir hongos modificados genéticamente que son los causantes de las micosis sistémicas?
Los Estados Unidos desarrollaron un programa que tenía la capacidad de atacar las cosechas durante la Guerra Fría que utilizaba las enfermedades de las plantas (bioherbicidas o micoherbicidas) para destruir la agricultura enemiga. Pensaron que la destrucción de la agricultura enemiga a gran escala podría frustrar la agresión chino-soviética en una guerra. Los patógenos causantes de enfermedades tales como la marchitez del trigo y la marchitez del arroz fueron almacenados en tanques de fumigación y en bombas de racimo para diseminarlos en los cauces de agua enemigos en regiones agrícolas para provocar plagas. Cuando los Estados Unidos renunciaron a su programa ofensivo de guerra biológica en 1969 y 1970, la mayoría de su arsenal biológico estaba compuesto por patógenos que provocaban marchitez en las plantas.
Durante la Guerra de Vietnam el agente naranja fue arrojado sobre las cosechas del Vietcom y sobre los árboles de la selva. Fue entonces cuando surgió la idea de utilizar organismos vivos para atacar las plantaciones de droga. Se propusieron insectos que se comieran las plantas, virus cuyo vector de transmisión serían los insectos y los más prometedores de todos: los hongos.
Hoy día, varios países han desarrollado o están desarrollando programas de guerra biológica. Según el Departamento de Defensa de los Estados Unidos, más de diez países son sospechosos de estar desarrollando programas de guerra biológica entre los que están: Rusia, Israel, China, Irán, Libia, Siria y Corea del Norte. Los programas ofensivos de Iraq han sido desmantelados desde las Guerras del Golfo.
El Gobierno de Colombia y el Programa de la ONU para el Control Internacional de la Droga firmaron un acuerdo en 2.000 para empezar una guerra biológica contra las plantaciones de coca en el sur de Colombia. El plan se inició con una serie de pruebas de campo con el hongo Fusarium Oxysporum cuyo objetivo fue evaluar la efectividad contra la planta de la coca y ponderar los riesgos medioambientales que se corrían. Según decía el borrador del documento: “Al terminar este proyecto, un agente biológico medioambientalmente seguro y eficaz para luchar selectivamente contra la planta de la coca estará disponible en Colombia, en el resto de los Andes y, posiblemente, en todo el mundo”.
El plan tenía por objetivo probar el micoherbicida, desarrollarlo y tenerlo disponible para su uso a gran escala en aplicaciones aéreas para el 2002. Pero el proyecto levantó serias preocupaciones relativas a sus claros riesgos medioambientales incluyendo el peligro de que el hongo podría atacar a otras especies vegetales.
El programa hizo uso de la denominada cepa “EN-4” del “Fusarium Oxysporom”. Ésta fue aislada, probada y fabricada en una presentación granular en los laboratorios del Servicio de Investigación Agrícola del Ministerio de Agricultura de los Estados Unidos. En concreto por el doctor David Sand y comercializada por la empresa Ag/Bio Co.
En otra ocasión, al final de los años 70, se produjo una discusión política y pánico en la población cuando se descubrió que el hachís que se vendía en los Estados Unidos tenía altas concentraciones del herbicida paraquat. Se comprobó que éste procedía de las fumigaciones aéreas que se había hecho en Méjico para erradicar las plantaciones de marihuana. Desde entonces se empezó a estudiar una alternativa menos agresiva por un grupo de expertos internacionales. Estos expertos internacionales de diez países se reúnen periódicamente para intercambiar datos sobra la eficacia de agentes químicos, impacto medioambiental y nuevos agentes químicos y biológicos.
En otra ocasión, el Programa Contra la Droga de la ONU desarrolló en 1997/1998 su “Estrategia para la Eliminación de la Coca y el Opio” que fue ampliamente criticado y tenía por objetivo erradicar el cultivo del opio y de la coca para el año 2008. En el párrafo 75 del SCOPE se dice: “UNDCP tiene por objetivo comprobar, en una prueba de campo, en Uzbekistán, un agente biológico basado en el hongo patogénico Dendryphion Papaveraceae. El agente se encuentra en otros estados de Asia central. Un paso importante será confirmar su existencia en toda la región (Kazastan, Kirgistan, Tajikistan, Turkmenistan and Uzbekistán) para confirmar si es medioambientalmente seguro para usarlo en las zonas donde se cultiva la amapola del opio.
El tema saltó a la prensa que calificó al proyecto como “guerra biológica” contra Afganistán. El organismo de la ONU emitió un comunicado que decía: “El UNDCP apoya una investigación sobre un hongo patogénico y medioambientalmente seguro (Pleospora Papaveracea). La investigación se está realizando en el Instituto de Genética de Tashkent en Uzbekistán con financiación de la UNDCP con fondos que ha recibido de donantes privados. Ni el Instituto de Genética de Tashkent ni el UNDCP están llevando a cabo una investigación sobre “guerra biológica”. Estos términos son inapropiados y distorsionan gravemente la naturaleza del proyecto cuyo objetivo es desarrollar un agente biológico para el control de la amapola del opio que sea medioambientalmente seguro”.
Estos programas se han puesto en marcha a pesar de que se conoce muy poco de los posibles peligros de una introducción masiva de micoherbicidas en ecosistemas tales como la Selva Amazónica. Muy poco se sabe sobre el potencial ataque a otras especies, sobre el potencial genocidio de especies de hierbas o de árboles y el consiguiente riesgo de extinción. El hongo fusarium no parece tener un huésped específico sino que puede parasitar a cualquier especie. Además de la cepa “EN-4” seleccionada para luchar contra la coca, otros experimentos se han realizado con otras cepas destinadas a luchar contra el cannabis y contra la amapola del opio.
El ministro del Ministerio de Medioambiente de Florida se opuso a que tales métodos se utilazaran en Florida en 1999 dando las siguientes razones: “Las especies del género fusarium son capaces de evolucionar rápidamente. Su capacidad mutante es el factor más preocupante para usarlas como bioherbicida. Los hongos mutantes producen enfermedades en una gran cantidad de especies agrícolas: tomates, pimientos, flores, maíz y vides. Las especies de fusarium pueden permanecer en el suelo durante años y las condiciones climatológicas de Florida aumentan el riesgo de mutación”.
Otra preocupación surge del hecho de que investigadores del laboratorio del Ministerio de Agricultura de los Estados Unidos han “desarrollado una técnica para transformar genéticamente el Fusarium Oxysporum y desarrollado cepas que son muy virulentas utilizando transformaciones moleculares en las proteínas del código genético”.
¿Se puede modificar genéticamente el hongo que parasita y destruye el olivar?
La respuesta es sí. Esta revista científica informa de cómo se lleva a cabo una modificación genética del “verticillium dahliae”: “Un gen codificador de la proteasa tripsina fue aislado desde un verticillium que parasitaba a una planta de tomate. El gen, denominado como VTP1, contiene dos introns y se cree que codifica una proteína de 256 amino ácidos. El gen está presente en el Verticillium Dahliae obtenido desde diversas plantas parasitadas y en el Verticillium Albo-Atrum; secuencias parecidas se encuentran en el Vertillium Tricorpus. Las secuencias VTP1 cDNA se identificaron después de unos análisis bajo condiciones que promovían el desarrollo de microsclerotia. La sustitución del gen, en una transformación promovida por el Agrobacterium Tumefaciens, por un alelo mutante no pareció alterar la patogenidad o el crecimiento en un medio controlado. Una búsqueda de la secuencia genética en las bases de datos, mostró que, además del gen VPT1, el Verticillium Dahliae tiene dos genes que codifican proteasas parecidas a la subtilisina parecidas a las que produce el patógeno Aspergillus.
Conclusión.
Muchas especies vegetales están parasitazas por hongos mutados y, posiblemente, amenazadas de peligro de extinción. Dentro de estas están especies arbóreas de gran importancia económica como el chopo y, especialmente, el olivar, en el caso de España.
Según nuestra experiencia, los responsables de sanidad vegetal de los ministerios o de las consejerías autonómicas del Estado español no comprenden lo que pasa y eso es la piedra angular para deslizarse hacia una catástrofe ecológica sin solución.
http://es.geocities.com/verticilliumdahliae/